Política

¿Nueva normalidad o peor pesadilla?

  • Entre pares
  • ¿Nueva normalidad o peor pesadilla?
  • Guillermo Colín


Para el doctor Manuel Sanmiguel

Mucho pasó desde que esta columna anticipara una pesadilla vía un coronavirus. En la impasibilidad norteña llegó en un acaudalado sampetrino al regresar de Las Vegas. Sin mayor daño se recluyó en su casa y pronto trotaba en la calzada Del Valle. Con ñoñería y vacuidad típicas en ese adinerado municipio, sus hijas transmitieron a coro en redes sociales, el chisme –internalizado de novedad a presumir – que en su casa (“que tiene tres cuartos para visitas”) su papito permanecía en cuarentena, por lo que “hasta a su amante había dejado de ver”. Ellas, por su parte, concurrían puntuales a sus “martecitos”.

Ridiculeces aparte hoy la pandemia sacude al país y enclaves político-sanitarios, con sospechosa sincronía aquí y en otros países del mundo latino (Perú, Panamá, Argentina, Chile, Uruguay) decretan con idéntica fraseología (“la nueva normalidad”), la noción atroz de que el mundo cultural y socialmente conocido, a partir de las relaciones humanas en las que la humanidad vivía confiada, no existe más.

A 6 mil millones que vivieron toda su vida en ella, advierten que la “normalidad” quedó atrás mientras el mundo evadía el contagio en aislamiento social. No habrá vacunas declaran, si bien omiten que hoy mismo en hospitales como Memorial Medical Center de Houston ya se aplican con éxito en el 100% de los casos, tratamientos alternativos y asequibles que sí pueden hacernos regresar a la normalidad anterior. ¿Por qué entonces en México los siguen matando con las intubaciones más que contraindicadas y recetan para todos una humanidad desgraciada? Proponen quedarnos en casa a morir de tristeza mientras importan decenas de ineficaces respiradores.

Siglos de historia patria evaporada en un decreto para hacer creer lemas que no se forjan de la noche a la mañana. Producir un pegajoso Susana Distancia y sus variantes de campaña comercial en toda Latinoamérica toma tiempo y más. Pero aquí no causa curiosidad; la realidad alterada es la “nueva normalidad”.

Transcurrido el lapso pedido por talibanes de la salud y que a la postre consumió de 70 a 90 días de la marcha productiva del país, sustraídos de la vida personal de los individuos (epidemiológicamente para nada que fuera estadísticamente demostrable: la curva aplanada, los hospitales no rebosados, la letalidad atenuada, el sacrificio de millones de sustentos perdidos de la noche a la mañana) viene para los sobrevivientes esta “nueva normalidad” anunciada como quien pide huevos fritos y a la que se exige adaptación acrítica, de la que nada se detalla salvo que su antecesora, la normalidad a secas, ya no existe. Diríase coloquialmente: “Y chínguese el mundo si no lo entiende ni la Constitución lo prescribe”.

¡Viva! Hurras a la “nueva normalidad” con sus retenes, sus encarcelamientos y multas por no usar tapabocas. La realidad antigua ha muerto, anuncio metafísico si lo hay. Incuestionable porque en la indigencia filosófica o en la ausencia mínima de sentido común se da por sentada su existencia. Lo sacraliza diario en TV un maquiavélico doctor López-Gattel, subsecretario de Salud y conductor para México de este designio, del que quién sabe si el presidente López Obrador se percata de lo que repite cada vez que su subsecretario lo hace recitar o avalar, y hasta cuando ya ni se lo pide, solito AMLO pronuncia en la realidad alterada el responso final: “Debemos prepararnos para la nueva normalidad”.

Entrevistado sobre cuándo esperar el regreso a la normalidad, luego de la contingencia sanitaria, López-Gattel, cual Zeus tronante, responde: “¡Nunca!”. Y desde los medios, cientos de miles lo repiten. El resto –clase política incluida, excepto el diputado Noroña– hace lo mismo.

¿Y quién es ese López-Gattel para aullar el responso fúnebre a la normalidad, a la vida humana hasta ahora conocida? ¿De qué poder se empodera este engendro del terror pánico para pulverizar la parte de humanidad que se llama México? Para siempre y hasta la muerte, adiós a la “normalidad.” Así sin más, ni despedida, no más besos ni caricias y por supuesto tampoco más sexo espontáneo, ni abrazos entre hombres y mujeres o según su preferencia. Ni caricias a los hijos.

Que el aislamiento social nos congele en el rictus final que separe nuestras osamentas, pero siempre a la debida distancia unos de otros. La realización humana y la felicidad en adelante serán medidas en centímetros inalcanzables o bajo la demanda de irresponsabilidad criminal: la besó demasiado y eso la mató 15 días después.

Desde el Tec (Zambrano Hellion) en tropel acude con petulancia una pretendida ciencia médica sin humanismo (y ¿sin quién la llame?) a prescribir exequias: “…continuar el aislamiento, distanciamiento social, uso de cubrebocas y evitar saludarnos de mano y de beso; no es recomendable realizar actividades al aire libre, mejor estudia piano online. De preferencia no salgas a playas ni al mar y no se recomiendan las guarderías”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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