A finales de la década de los ochenta, la televisión pública mexicana vivía un enorme bache de creatividad y presupuesto. Puesta para ser vendida ante la demanda de los entonces poderosos grupos radiofónicos que deseaban una salida audiovisual hacia figuras como Ferriz de Con y Gutiérrez Vivó, Imevisión vivía sus últimos años como televisión oficial.
No obstante, entre sus últimos éxitos se encontraba un cartucho que la poderosa Televisa desechó desde su soberbia: Los Simpson.
Transmitida por vez primera en la barra del canal cinco, la creación de Matt Groening no fue del interés de la empresa de Azcárraga Milmo, por lo que fue adquirida a un precio envidiable por los entonces canales combo 13 y 7.
Así, desde 1991, los Simpson comenzaron su recorrido por la televisión mexicana con un éxito relativo que, con el paso de las semana, logró eclipsar los ratings de XHGC y del Canal de las Estrellas.
El primer episodio de los Simpson fue uno que tuvo que rehacerse y que de hecho, oficialmente es el último de su primera temporada. Su titulo es “una noche encantadora“ pero todo el mundo la conoce como la Niñera Ladrona.
En él, Homero y Marge deciden salir a cenar tras la recomendación de su terapeuta que ve crisis en el matrimonio y, de hecho, en la familia. Como nadie quiere cuidar a Bart debido a lo problemático, Homero llama a una desconocida, la señora Botz.
Lisa y Bart insisten que hay algo raro en ella, pero la pareja Simpson deciden obviar los reclamos y salen a divertirse.
Al final, los niños se enteran que Lucile Botzcowski es el nombre real de la niñera ladrona y quien termina por secuestrar para, después, robar hasta la remolacha en vinagre que se encuentra en el sótano.
Así es la seguridad en el país. Ante la incapacidad que se tiene por parte de las policías locales y estatales -ya lavándose las manos ante el desastre que se avecina-, el gobierno federal “sugiere“ que la mejor solución ante el caos es que el Ejército tome las riendas con algunos candados… muy parecidos a los que existen hoy.
A la mitad de la discusión, documentos extraídos de los archivos digitales de la Secretaría de la Defensa Nacional demuestran que el ejército ha solapado abusos, sugerido excarcelaciones, torturado, deslizado oportunidades empresariales aunque estén prohibidas por la ley, encubierto investigaciones y labores de inteligencia que desnudan la infiltración del crimen organizado en cuerpos de seguridad, atendido de forma irregular a funcionarios de gobierno del obradorato y hasta empujado las reformas constitucionales votadas esta semana.
Al termino del episodio, Homero encuentra a la Niñera Ladrona amordazada y, en lugar de esperar a la policía, piensa que es culpa de Bart y sus hermanas y la deja ir, incluso con una compensación económica.
Así López Obrador con el Ejército esta semana. Pese a las evidencias de espionaje, acoso, tortura, encubrimiento, el presidente decidió hacerse el omiso a las pruebas y jugar por los caminos que le quedan más seguros, los de la descalificación a los datos y el señalamiento a los contrarios por él y sus secuaces por todos los medios posible.
Capítulos después, la niñera ladrona apareció de nueva cuenta, primero buscada por la policía y, después, en un hospital siquiátrico, con lo que pareciera que la salud pudo más con ella que la ley.
A veces las caricaturas son aleccionadoras.
Portapapeles
Tatiana Clouthier se fue por la puerta chica. Renunciada o corrida, pero sola. López Obrador no quiso o no pudo despedirse de ella, como no lo hizo con la gran mayoría que ha dejado su gobierno.
No se queda solo, pero cada día se queda más por un abismo que le hace eco.
Gonzalo Oliveros