México atraviesa uno de los momentos más definitorios de su historia reciente y para el futuro del emprendimiento. El panorama económico ha evidenciado, con claridad, los retos estructurales que enfrentamos: la fragilidad institucional, la falta de reglas claras y el desgaste de la colaboración entre gobierno, empresas y ciudadanía. La pregunta ya no es si vamos a crecer, sino si seremos capaces de sostener un ecosistema emprendedor sano, competitivo, formal y legal.
Hoy el ciudadano mexicano tiene que volver a ser visto como un factor generador de valor nacional, como un protagonista del desarrollo y no únicamente como un receptor de subsidios o víctima del sistema. Sin embargo, muchos de los obstáculos que enfrentan los emprendedores tienen raíces profundas: las instituciones que aún deben fortalecerse y contextos adversos en ciertas regiones.
Sumemos a esto cultura empresarial que en muchas ocasiones erosiona el ecosistema con tal de mantener lo que tanto le costó construir. Una élite que, en lugar de abrir puertas a las nuevas generaciones, refuerza barreras que limitan la innovación y la inclusión.
Una de las preguntas clave hoy es: ¿vamos a reconstruir el ecosistema empresarial dentro de la ley y la formalidad económica, o vamos a romper las reglas y normalizar las ilegalidades y la informalidad como método de supervivencia?
Para no perder el rumbo, es indispensable avanzar sobre diez propuestas concretas que permitan rediseñar el tablero del emprendimiento mexicano:
- Reducir costos y tiempos de entrada al emprendimiento. Que abrir un negocio sea un proceso ágil, no un viacrucis legal y burocrático.
- Facilitar la salida. Cerrar una empresa no debería ser más caro que abrirla. Hoy las trabas para cerrar inhiben la creación formal.
- Crear una Defensoría PyME. Que proteja a los emprendedores de la corrupción institucional y de la extorsión criminal.
- Establecer reglas mínimas de trato justo. Entre grandes y pequeñas empresas, y entre gobierno y empresarios, que no se abuse del pequeño para sostener al grande.
- Regulación eficiente y justa. Que permita competencia real y no monopolios disfrazados que inhiban a los nuevos emprendedores desde posiciones de poder.
- Reforma urgente al sistema bancario. La banca debe ser un habilitador y volverse una palanca de crecimiento para las PyMEs.
- Nuevo régimen fiscal simple para emprendedores. Que incentive la formalidad y permita crecer sin miedo ni castigos desproporcionados.
- Conectividad con el mercado norteamericano. Aprovechar el talento mexicano desde México, brindando servicios al exterior con estructuras empresariales modernas.
- Impulsar la cultura emprendedora. Desde las cámaras, desde las universidades, desde los medios. Sin cultura emprendedora, no hay futuro económico.
- Pacto nacional por el capitalismo mexicano. Que reconozca las fallas, combata la desigualdad y ponga al emprendimiento como motor legítimo de desarrollo.
Reconstruir el tablero no es solo una metáfora: es una invitación a rediseñar el sistema con visión ética, compromiso social y una profunda convicción de que el futuro económico de México se construye desde sus emprendedores.