Política

Un año de cubrebocas y lecciones

A un año de su llegada a nuestras vidas, el cubrebocas se ha vuelto un artículo indispensable. Tanto que si un día por descuido te sales sin él, al percatarte de su ausencia, te sentirás desnudo… ¡avergonzado! Mirarás a ambos lados esperando no haber sido sorprendido. Y quien pase junto a ti te volteará a ver con cara de “¡pero qué atrevimiento!”.

Muchas cosas han pasado desde su arribo a nuestro guardarropa: al principio compraste sólo un par, creyendo que serían suficientes para el tiempo que duraría la pandemia. Incluso las autoridades de salud no se decidían. Había quién decía que sólo los “enfermos” debían portarlo, que no eran indispensables. Ahora tienes uno de cada color para elegir el que combine con tu “outfit” y las mismas autoridades de salud ahora dicen que si puedes, mejor uses dos al mismo tiempo, para mayor seguridad. ¿Cuánto tiempo vivirá entre nosotros? Es difícil predecirlo, quizás un año más o quizás se quede por siempre. Lo importante es aprender de ello que nos ha venido a enseñar. En primer término, nos ha mostrado un poco más de nuestra propia personalidad. Aquí unos ejemplos: Nos ayuda a identificar al antisocial, que es aquel que se niega a usarlo y hasta arma un escándalo si le exigen ponérselo. También al que tiene delirio de persecución, pues no sólo usa cubrebocas, sino que prácticamente sale a la calle vestido de astronauta. O qué tal el que se hace como el “tío lolo”, es decir… que se auto-engaña; pues sí trae cubrebocas pero o lo trae de sostén de papada o con la nariz de fuera. También está el que tiene baja autoestima o que desconfía de sí mismo, pues usa el cubrebocas en su auto, aunque viaje completamente solo.

En segundo lugar, el cubrebocas nos ha venido a dar muchas lecciones. Para empezar nos ha mostrado que sin importar nuestro estrato social, todos debemos usarlo, pues sin él nadie entra en ciertos lugares. Sin importar nuestro color, nuestra religión o estrato social, el cubrebocas nos hace iguales. Nos ha venido a enseñar a pensar más en los demás y dejar de pensar sólo en nosotros mismos, pues al usarlo estamos protegiendo a otros de contagiarles del virus que quizás portamos sin saberlo. Nos ha venido a bajar la nariz, si solíamos vivir con ella muy levantada; a tapar la boca y a jalar las orejas para hacernos entender que debemos hablar menos y escuchar más. Nos ha enseñado a ser cálidos y demostrar afecto sin tocarnos, sin necesidad de un abrazo; sonriendo con los ojos y elevando el tono de nuestras palabras de cariño.

Y mientras el clima cambia invitándonos a guardar chamarras y bufandas, el cubrebocas permanecerá como un artículo indispensable de nuestro ajuar. Así que dejemos de quejarnos de él, aprendamos a amar sus virtudes y enseñanzas para que cuando llegue el día de quitárnoslo de forma definitiva -pues seguramente ese día algún día llegará, aunque no sepamos cuándo- nos lo quitemos con orgullo e incluso lo guardemos como quien guarda el trofeo de una batalla vencida. O a ti ¿qué te dice el espejo?.

Gina Serrano

@gina_serrano

Google news logo
Síguenos en
Gina Serrano
  • Gina Serrano
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.