Candidatos que se registran entre jaloneos, inconformidades y empujones a pesar de ser del mismo partido. Enemigos que se vuelven amigos con tal de unir fuerzas para derrocar a un tercero en discordia, sin importar que sus ideologías sean diferentes. Guerra de descalificaciones donde las propuestas son las grandes ausentes, y donde los contendientes parecieran quererse sacar los ojos de tanto señalar al de enfrente sin ver sus propios errores. Y un árbitro que quiere ser más protagonista que los propios jugadores, es el escenario que vivimos rumbo a las elecciones del 6 de junio.
En televisión y en medios digitales estamos siendo invadidos por spots que son una pasarela de discursos de odio, desacreditaciones e incluso hasta de groserías no aptas para el horario familiar en el que pasan. Se ha tomado el tema de la pandemia (el cual es un problema global) como una bandera donde unos la enarbolan asegurando que todo se está haciendo bien y que las vacunas continuarán llegando de forma gratuita, y donde los otros aseguran que por el mal manejo de la enfermedad es que tantos han muerto.
A esto hay que sumarle las opciones tan pobres e insípidas que tenemos para elegir. Entre artistas, deportistas y hasta luchadores; o candidatos que buscan reelegirse porque “ahora sí” pondrán fin a los problemas del municipio cuando en su momento no lo hicieron; o los políticos de dudosa reputación que van saltando de cargo en cargo o de partido en partido; y por si fuera poco, aquellos que piensan que los puestos pueden heredarse a sus propios familiares. Son pocos los que tienen verdadera vocación de servicio, transparencia, liderazgo y preparación.
Y como siempre la ciudadanía es la que más pierde. Entre dimes y diretes pierde la posibilidad de conocer verdaderamente quienes son sus candidatos y qué proponen. Pierde la esperanza de que sea su bienestar el objetivo de la clase política, cuando pareciera que es el “poder mismo” su único maquiavélico deseo. Y por lo tanto, pierde todo el interés por participar.
Las que son sin duda las elecciones más grandes de nuestra historia por el número de cargos que serán elegidos, también son tristemente de las más grises y desangeladas. Sin embargo, no podemos permitir que así sea. Bueno… ¿y qué hacemos? te preguntarás. En primer lugar no permitas que sus tóxicos spots te envenenen. Mejor investiga por tu cuenta el perfil de los candidatos por los cuales tendrás que elegir, para lo cual por fortuna internet facilita la tarea. No te quedes con una fuente, haz una verdadera investigación donde también tomes en cuenta la ideología del candidato, para que tu decisión vaya lo más apegada a tus propias convicciones, no a la de tus amigos o familiares necesariamente, sino a tu legítimo pensar. Se que será una tarea complicada, pues notarás que “hay poca carnita” para deshebrar, cuando la propuesta pareciera ser la de “soy feo pero arreglo bien mis cajones” o “robo pero poquito”. En fin, el que los políticos y los partidos no hagan bien su parte como todos quisiéramos, no es pretexto para que tú no hagas bien la tuya: ser un ciudadano responsable y comprometido con tu país. O a ti ¿qué te dice el espejo?
Gina Serrano
@gina_serrano