Es bien sabido que ser mujer siempre ha implicado un reto. Sobrellevar actitudes misóginas, experimentar la desigualdad en ámbitos como el trabajo, ser blanco fácil de la violencia y la inseguridad, son algunos ejemplos de lo que históricamente nos ha tocado vivir. Sin embargo, si a esto sumamos la situación que experimenta el mundo en este 2020, pareciera que el peso que cargamos en nuestras espaldas se ha visto multiplicado.
1.-Violencia al alza: La violencia se ha incrementado en 81 %, según datos de la Red Nacional de Refugios A.C. El confinamiento ha hecho que el hogar sea el epicentro de la violencia contra ellas, tanto física, sexual, patrimonial, emocional y económica. Estar encerrada con el enemigo, ha sido lo que muchas mujeres mexicanas han experimentado en los últimos meses.
2.- El desempleo: Aunque la pérdida de empleos ha sido general, este problema se pronuncia más en el caso de las mujeres. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) seis de cada diez mujeres que trabajan lo hacen desde la informalidad. No tienen empleos formales que les hubieran permitido hacer “home office” (trabajo en casa) y se vieron impedidas a salir a la calle a realizar sus actividades. Sin embargo, aunque muchos de los trabajos perdidos durante la etapa más estricta del confinamiento se están recuperando, se está viendo que muchas de las mujeres que perdieron sus empleos no los están recuperando, porque no están en posibilidades de retomarlos por el aspecto que veremos a continuación.
3.- Incremento de responsabilidades del hogar: Aunque históricamente las tareas del hogar y del cuidado de los hijos han recaído en la mujer, en estos tiempos de la noche a la mañana se nos duplicaron nuestras responsabilidades. Ahora nos vemos obligadas a quedarnos en casa para desempeñarnos como maestras, vigilando que nuestros hijos atiendan a sus clases e incluso teniendo que volver a estudiar sus grados escolares con tal de poder explicarles los temas que no les quedan claros. Además, nuestra ya de por sí importante responsabilidad en la higiene del hogar se ha duplicado, pues ahora debemos de ser más estrictas en la limpieza tratando de lavar hasta el más mínimo detalle a lo que debemos sumar el ritual de desinfección cuando llegamos con la compra del supermercado.
Sin embargo, quedémonos con lo positivo que la pandemia nos ha traído, como la posibilidad de disfrutar de tiempo de calidad con nuestra familia, aprender a disfrutar sin necesidad de gastar ni de salir, y valorar lo verdaderamente importante: nuestros seres queridos, nuestra salud, nuestra vida.
Es momento de que cultivemos ahora lo que queremos en el futuro, y quizás esta “pausa en el tiempo” que nos dio la vida, sea la oportunidad de que trabajemos en lo que como mujeres necesitamos y nos merecemos. No estamos solas, hagamos equipo. Y a ti ¿qué te dice el espejo?