Karina más que querida: Nadie me creyó más que tú. Con nadie compartí, más que contigo. Has sido un sol en muchos días de tormentas. Te conocí de pura casualidad. El grupo que maneja la energía cuántica es enorme, y de cien inscritos, a la única que se me ocurrió hablarle ese día fue a ti. Es extraño como la vida nos va llevando de la mano. Cómo el universo nos va indicando el camino a seguir. Y te encontré de sopetón. Y luego fuiste mi buddy, y eras como la confidente perfecta. Además de una gran compañera, una persona que se convirtió en mi hija. Alguien que escucha, pero con gran inteligencia y análisis. De algo te habrá servido tener dos maestrías. Al Patotas y a Jimena les ayudará que esa mujer que eres, sea amable, comprometida y honesta. Pero ya basta de tantos halagos. La verdad es que te quiero, porque la única persona que en este proceso tan difícil que pasamos y que atravesamos con integridad e inteligencia, el de la psicología cuántica, te decía, la única que creyó que realizaría mis sueños de ver al primer novio de mi vida, fuiste tú.
Jamás me hostigaste, nunca dudaste. Sabías que sí era cierto todo lo que te decía: lo viviste conmigo. Ahora, en este momento, en que tengo muy cerca el poder realizar mis sueños, menos de 20 horas, te tengo que decir lo importante que es para cualquier ser humano que le crean. Aunque sea una mujer con tanta garra y experiencia como yo.
No cabe duda que en el camino, los seres de luz se encuentran, se cuidan, se acercan y se aman. Pero tienen que ser similares en fondo y forma. Tener una verticalidad como la de mi también tan querida Claudia Olave. Ayer apenas le decía qué importante había sido que su querido Danny, hubiera honrado a Dios con su vida.
Así tenemos que vivir la vida. Así en fondo y forma. Y que cada actuar sea no honrando al prójimo, sino a nosotros mismos. Buddy, te quiero.