Ah! Recordé la frase de la canción de Fito Páez: “tus regalos deberían de llegar”.
Y la recordé porque, como sabemos, hay un distingo esencial entre el deber de (suposición) y el deber sin el de (obligación).
De modo que sí Fito hubiese escrito “tus regalos deberían llegar” otro gallo le cantaría.
El otro día narré las numerosas recompensas de la última semana:
un jazmín, una manzana, múltiples invitaciones a comer, un libro de un Premio Cervantes, pero sobre todo una amistad para multiplicar alegrías y dividir tristezas.
Recuerdo que hace 30 años Uf! Leí en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino que el Espíritu Santo es don de dones, y la frase me impactó.
Por qué? Porque estoy convencido y lo creo fervorosamente. Esos regalos hacen la vida más amable, más llevadera.
Y me siguen llegando, me consta.
La vida, perdón por la retranca cursi, también es una incesante sucesión de alegrías.