El rival de Gamés es su propio corazón por traicionero. Gil no sabe mentir, en el amplísimo estudio oye Amor 95.3, suculentas baladas de dicha y desdicha, caricias de seda y también manos ásperas en la piel. Mariana Mars, gran filósofa de la vida conduce uno de esos programas radiofónicos y anuncia cursos de yoga para “personas emocionalmente cansadas”. Tan sólo hay que dirigirse con su tapete a la colonia Hogares de Atizapán, al Centro Deportivo Ana Guevara. Allí alcanzarán el alivio padres con estrés, madres agotadas, hijos e hijas con exceso de trabajo. La sola idea serenó a Gilga. Ah, qué tranquilidad.
Gil no hace yoga, pero tiene su tapete para lo que se ofrezca. Se tendió en él y pensó en el general Catarino Erasmo Garza Rodríguez, el líder antiporfirista asesinado hace más de un siglo en Panamá y sobre quien el presidente López Obrador ha escrito un libro biográfico.
Gilga lo leyó en su Animal Político, un portal, por cierto, que siempre revisa seriamente la veracidad de sus notas. Así se enteró de que todo lo que México tiene de los restos del muy querido general es un fragmento de cinco centímetros. Esta pieza, un segmento de un cúbito derecho que originalmente medía 12 centímetros, es lo único que sobrevivió del hallazgo realizado hace cuatro meses por funcionarios de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Los otros siete centímetros del hueso, genetistas de la Fiscalía General de la República los pulverizaron durante el análisis de ADN. Mecachis.
Los restos del resto
El primero de septiembre pasado, en su último informe presidencial, Liópez se mostró complacido: “Nos llena de orgullo haber encontrado y trasladado a nuestro país, luego de 129 años, los restos del revolucionario Catarino Erasmo Garza Rodríguez, desde Bocas del Toro, Panamá, hasta su natal Matamoros. Vamos a entregar estos restos y poner un monumento en su honor”. Madre de Dios, todos queremos a Catarino, pero carambas, ¿monumento y toda la cosa?
La nota de Wendy Selene Pérez explica que el término “restos” no encaja en este asunto. No hay esqueleto completo ni osamenta, solo la parte diminuta del tamaño de una reliquia. No hay plural.
¿Qué encontró México en Panamá del general Catarino Garza buscado por el Presidente? El pequeño hueso permanece bajo custodia de la Fiscalía General, la autoridad encargada de cotejar las muestras tomadas de las hijas de Garza con las del combatiente mexicano. La Fiscalía comparó piezas dentales y fragmentos del fémur de Angelita Garza, fallecida en abril de 1912, y Virginia Garza, muerta en julio de 1960, con el pedazo de cúbito. Personal de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, coordinado con diplomáticos de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Brownsville, Texas, desenterraron los cuerpos de Angelita y Virginia del Brownsville Old City Cementery Lote 52, en Estados Unidos.
¿Estamos locos? Ni lo duden. Según documentos obtenidos por Animal Político, el análisis arrojó una probabilidad de 99.92% de que el perfil genético obtenido del cúbito derecho de Garza tenga una relación paterna con ellas. Para la confronta de ADN se utilizó un software desarrollado en el Centro Computacional de Investigación Aplicada de Noruega en cooperación con el Instituto de Medicina Forense en Oslo.
Gil pierde el control: y no podríamos dar una información así de los 43 jóvenes masacrados de Ayotzinapa, o bien algo parecido para las madres buscadoras, en lugar de ir a Panamá por los restos de un combatiente desconocido de la Revolución?
Que no se haya encontrado más nada del cuerpo de Garza que el segmento del cúbito derecho podría explicarse porque el polígono donde lo encontraron estaba alterado y redepositado. Ay Dios, ¿y si un día redepositan Gilga? Nada, vale gorro, nomás faltaba.
La maldición de Garza
Un editorial de su periódico La Estrella de Panamá señala que los equipos forenses mexicanos alteraron tumbas no relacionadas al enfrentamiento entre las fuerzas en Isla Colón y los combatientes liderados por Garza, en 1895, por lo que debería llevarse a cabo una evaluación forense y un trabajo con la comunidad local para resarcir las posibles afectaciones. “¿Quién paga ahora por los pendientes? Dicen que ya la maldición de Garza ronda Isla Colón”. La búsqueda de Garza duró tres años y recibió un trato preferencial por ser una misión ordenada por el Presidente.
Todo es muy raro, caracho, como diría Álvaro Obregón: “Quiero más totopos”.
Gil s’en va