Una pequeña tolvanera se levantó en las redes sociales y también en algunos portales: Elenita (así le decimos sus amigos) critica al Presidente. Sin lenguas en el pelo, o como se diga, los admiradores de Poniatowska afirman que no ha tenido empacho (gran palabra) en tirarle dos o tres dardos envenenados a su líder moral, su ser político más querido, a su Amigo. En una entrevista en Político MX en la cual lo menos que le dicen a la escritora es “entrañable y talentosa, sobresaliente activista: La verdad es que resulta un verdadero gusto y halago tener la oportunidad de conversar con ella sin que ponga objeción alguna al tocar determinados temas durante la entrevista que me hizo el honor de conceder, inclusive si tienen que ver con su gran amigo Andrés Manuel L(i)ópez Obrador”.
Estimado Edmundo Cázarez, entrevistador de fuste y fusta, Gil le hablaría así a su entrevistado si hubiera tenido un encuentro exclusivo con Dios: “Gracias, Dios, un honor que usted baje a la tierra de los mortales para charlar con Gilga”.
Y Elenita dice de su ronco pecho: “Estoy plenamente convencida de que es un exceso del Presidente tantas mañaneras, es un abuso del poder presidencial obligar a los periodistas a que vayan todas las mañanas a hacerle preguntas a modo (…) las mañaneras son innecesarias y hasta contraproducentes (…) Le diría: señor Presidente, ya párele con las mañaneras, ¿acaso no se da cuenta que hay un hartazgo nacional?”.
Pues Elenita se tardó un poco en ejercer la crítica, más bien siguió a ciegas al candidato y al Presidente y condenó en privado y en público a sus críticos. Ahora resulta que a Elenita la bolsearon.
La escritora y sus seguidores
Poniatowska es una escritora hecha y derecha desde hace muchos años. Gil afirma que tiene más seguidores que lectores, pero ésa es otra historia. Elenita pone un pie en un estrado y estalla la ovación. Muy bien ganados sus aplausos, faltaba más, siguiendo a políticos como Cuauhtémoc Cárdenas y Liópez Obrador, dándole voz a los que no la tienen (aquí, música de charana y zapateado popular mientras caminan alrededor unos chichicuilotitos). Puras mentiras, pura demagogia salida de la iglesia de la izquierda cavernícola.
Poniatowska alcanza la alta vejez y es dueña de una vasta obra que, por cierto, a Gilga no le parece la gran cosa, más bien le parece la menor cosa, pero esta página del fondo no trata de crítica literaria.
La escritora piensa con claridad y como siempre se oculta detrás de cierta falsa ingenuidad: como ésta de criticar a su gran amigo de toda la vida que hoy es Presidente de la República. ¿Nunca vio a este político de verdad en las reuniones que sostenían? Gil no lo sabe de cierto, pero ella dice que “en casa de Lilia Pérez Gay, esposa de José María Pérez Gay, y también con su amigo Héctor Aguilar Camín. También muy amigo de Ángeles Mastretta, quienes ahora están en la oposición”.
Gil no quisiera entrar en detalles que terminarían en una página de sociales, con más falsedades y mentiras que el discurso de Elenita. Pero ni una palabra contra los embates del Presidente en contra de Aguilar Camín y Krauze.
Que vamos bien
Poniatowska entrevistó en su periódico La Jornada a López Austin, quien también está muy enojado, trina contra Liópez; en realidad, ella lo lleva al callejón de los cadenazos, pero nada le hace, así es el periodismo.
Amigos que no malquieren a Gilga sostienen no sólo a Pereyra (sí, mal chiste), afirman que conviene a todos que los ciegos de pronto recuperen la visión y los religiosos la libertad de pensamiento. Con la pena, pero Gamés no les cree nada a estos nuevos críticos; o mejor, quiere recordar la violencia lingüística con que atacaron a quienes hicieron críticas similares a las que ellos ahora sostienen. ¿Va bien Gil o se regresa?
Jesús, o quien quiera que no se haya enfermado de covid en la oficina: comuníqueme con Elenita. Una reunión y todo se arregla, se acabaron las diferencias. Gilga apuesta doble contra sencillo. La verdad, no se necesita valor sino cinismo para salir con su domingo siete, título de un libro de Elena Poniatowska. Por cierto, también escribió otro libro, Amanecer en el Zócalo, elogio extraordinario de la toma de Reforma en el año 2006. Ah, la memoria, esa barcaza a la deriva.
Todo es muy raro, caracho. Como diría Mario Tronti citado por Nadia Urbanati: “El populismo existe porque no hay pueblo”.
Gil s’en va
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