Política

Primer viaje en el Tren Maya

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Alas volandas. Una ansiedad de inaugurar, una desesperación de terminar antes de acabar nada llevó al Presidente a dar órdenes perentorias. Gil lo leyó en su revista Proceso: en el primer día de operaciones con boleto pagado, el Tren Maya registró un retraso de más de cuatro horas para salir de Cancún, debido a una falla de configuración de Alstom, la empresa que construyó los ferrocarriles. Gilga no tiene especial interés en que falle el tren, faltaba más, pero caramba, para que inauguras lo que no has terminado. Es que de veras.

El tren, con horario de las 11 horas, finalmente salió de las cocheras alrededor de las 15:30 horas con destino a San Francisco de Campeche. Les digo. Los primeros pasajeros, principalmente adeptos al gobierno de la 4T, llegaron muy temprano a la estación Cancún Aeropuerto para abordar el tren en horario de las 7 horas, el cual también tuvo un retraso de 15 minutos, al partir a su destino. Pero el principal problema surgió con la salida programada para las 11 horas.

Cuando todo se parece a una novela de Ibargüengoitia, Gil salta de alegría: personal del Tren Maya informó a los pasajeros que el ferrocarril presentaba un problema de configuración atribuido a la empresa Alstom, la cual construyó los vehículos en Ciudad Sahagún, Hidalgo. Pese a las más de cuatro horas de tardanza, los pasajeros recibieron con porras el vehículo cuando llegó a la estación, donde lo abordaron finalmente e iniciaron así su viaje. ¡Bravo! ¡Una porra al tren que sólo se ha retrasado cuatro horas!

El tiempo es relativo

El Tren Maya inició operaciones con dos horarios de salida desde sus bases: a las 7 y 11 horas. Ofreció dos precios de boletos; clase turista en mil 166 pesos y premier en mil 866 pesos. Un poco caro para la gente del pueblo, ¿no?

El proyecto aún no está terminado, pues falta concluir la mayoría de los tramos ubicados en Quintana Roo y sur de Campeche.

Gil lo leyó en su periódico La Jornada en una inspirada nota de Emir Olivares: “Los primeros rayos del sol aún no asomaban y decenas de personas ya hacían fila. Visiblemente ansiosos y emocionados, aguardaban el momento en que se les permitiera el paso. El frío –acompañado de una intensa lluvia– con que amaneció esta ciudad no amainó su energía. Sentían que en pocos minutos protagonizarían un hecho histórico: ser los primeros pasajeros que pagaron boleto para viajar en el Tren Maya”.

Aigoeei: angustia, emoción, intensa lluvia, momento histórico. “La ansiedad provocó que algunos no pudieran dormir la noche previa. Los pensamientos –señalaron– iban y venían: desde la emoción por subirse a un tren por primera vez hasta la angustia de que el sueño los venciera y no despertaran a tiempo”. No dormiré, cariño, imagínate: se nos pegan las sábanas y perdemos el momento histórico. Ni se te ocurra, Jacinto: vela las armas.

Su periódico La Jornada documentó la salida del primer tren de pasajeros con la corrida Cancún-Campeche, que se puso en marcha a las 7:23 de la mañana; 23 minutos después de lo programado, lapso demasiado largo para la estricta puntualidad en los sistemas ferroviarios mundiales, aunque nada grave en la cultura nacional. Nada, por Dios: pelillos a la mar.

Un arroz en los negritos

No todo fue alegría, escribe el entusiasta reportero de su periódico La Jornada. Testigos reportaron que la segunda corrida del día desde este punto del Caribe mexicano, programada para las 11 de la mañana, tuvo un retraso de más de tres horas.

Eso sí ya estuvo más serio, pero aun así, qué son tres o cuatro horas en la transformación de un país, nada, ni un soplo en el río, o como se diga. Funcionarios de la empresa Tren Maya, a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional, informaron a su periódico La Jornada que se trató de “una falla en el sistema, un tema de Alstom –empresa que fabrica los trenes–, y nos provocó un retraso de tres horas”. Una vez resuelto, dijeron, el convoy partió rumbo a Campeche. Ji. Pues sí porque si no lo hubieran resuelto, el tren no habría partido a Campeche.

Todo es muy raro, caracho, como diría Corneille: “El tiempo es un gran maestro que arregla muchas cosas”. 

Gil s’en va


Google news logo
Síguenos en
Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • [email protected]
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.