Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en la tormenta que arrasó al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, leyó usted bien, Ciencia y Tecnología, es decir, a final de cuentas un generador de conocimiento. La directora María Elena Álvarez-Buylla nombró a Edith Arrieta, licenciada en diseño de modas por la Universidad de Jannette Klein, como titular de la subdirección de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem por sus siglas sufrientes en el español).
Y se alborotó el cotarro, críticos inverecundos (a Gil le urgía soltar la palabreja) del gobierno se inconformaron. Ni aguantan nada: una diseñadora de modas en el Conacyt y unos doctores en ciencias dictando el rumbo de la moda. Abran sus mentes, no sean cuadrados. De acuerdo con su declaración pública, la única experiencia laboral que Arrieta reportó fue la jefatura de la Unidad Departamental B de la Delegación Tlalpan cuando Claudia Sheinbaum fue delegada.
El trabajo de Arrieta consistía en “fomentar el cooperativismo y la economía solidaria en la delegación”. Nada fácil, el trabajo de la diseñadora Arrieta. Y usted, señor Gamés, ¿a qué se dedica? Agárrese: “A fomentar el cooperativismo y la economía solidaria”. Qué responsabilidad más grande, como para ponerse los pelos de punta y punto.
Biotecnología y moda
Total: a regañadientes y muy molesta, la directora del Conacyt le pidió la renuncia a Arrieta luego de que el Presidente trajera a cuento el nombramiento en una mañanera. De paso Liópez Obrador le echó un capote a Álvarez-Buylla: “La directora es Premio Nacional de Ciencias. Es como decirles ‘tengan para que aprendan’ (...) Ya no hay modistas, modistos, maquillistas, ya no hay esas exquisiteces”.
Gilga se entusiasmó: que muera Revlon, abajo los neoliberales polvos Maybelline que cubren los rostros; ni una gota de rímel, basta de modistas y modistos de señoras (Gil se pone de pie y recuerda a Mauricio Garcés). Declaremos personas non gratas a los herederos de Versace. Por cierto: Arrieta fue secretaria del Comité Ejecutivo de Morena en la delegación de Milpa Alta, Tláhuac. Anjá. Aquí hay un tigre encerrado.
Gamés no sabe nada de biotecnología, pero ha leído que esa subdirección del Conacyt se encarga “de establecer las políticas relativas a la seguridad respecto al uso de los organismos genéticamente modificados”. Sobra, pero no sobra decir que durante la pasada administración, de las cinco direcciones y subdirecciones ocupadas, tres eran dirigidas por funcionarias con doctorado, una por un maestro en ciencias y otra por un licenciado en derecho.
David Alexir
La directora Álvarez-Buylla no salía de esa tempestad cuando entró en otra llamada David Alexir Ledesma, un joven de 29 años, nombrado en la subdirección de Comunicación del Consejo de marras (gran palabra). Ledesma no cuenta con licenciatura, científicos y estudiantes de posgrado firmaron una petición a la titular del Conacyt para separarlo de su cargo, al considerar que no cuenta con la escolaridad ni la experiencia que requiere para atender la promoción de la ciencia en el país.
Fuego en la pradera, el joven Ledesma pasó a mejor vida burocrática. De pasada fue acribillado en las redes, en las cuales se reprodujeron imágenes del joven más o menos desnudo, si esto fuera posible. Que de torso desnudo mirando el infinito, que mostrando músculo, que yo acá bien mamey, y sobre todo, una muy notable foto en la cual él actúa de toallero. Gil no explicará en esta página del fondo en qué consiste esta actuación. Hay que agregar que quien hizo públicas esas fotografías en redes fue el propio joven Ledesma. Los maledicentes solamente las trasladaron a otra plataforma.
Frases históricas
Gil lo leyó en su periódico MILENIO. Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, regaló en el “Tragaluz” de Fernando del Collado esta joya refiriéndose al gabinete del presidente Liópez Obrador: “Es el gabinete más transparente de la historia”. Ah, ¿sí? Comuníqueme con Benito Juárez. ¿Bueno? Aquí hay alguien que no te considera y respeta. Que José María Lafragua, Francisco Zarco, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto no son nada comparados con Urzúa, Jiménez Espriú, Sánchez Cordero o Durazo. ¿Qué hacemos, Benito? Todo es muy raro, caracho, como diría Francis Bacon: “El conocimiento es poder”.
Gil s’en va
Modistas y toalleros
- Uno hasta el fondo
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Gil Gamés
Ciudad de México /