La fuerzas federales le habían echado el guante a El Tortas y a El Jamón. La violencia en México muchas veces dibuja un perfil tragicómico. Pedro Ramírez, El Tortas, líder de La Unión Tepito, fue detenido (gran participio pasado) en Atizapán de Zaragoza, Estado de México. El pinche Tortas (el epíteto queda a la medida) creó una red de corrupción en las instituciones de seguridad capitalina para evadir operativos, informaron las autoridades. El cabrón del Tortas asolaba 11 alcaldías de Ciudad de México. Se las traía el Tortas. La policía tiene pruebas de que esta finísima persona ordenó la ejecución de integrantes de bandas rivales.
Por su parte y parta, El Jamón cayó en las inmediaciones de la alcaldía de Tlalpan. Según las investigaciones (ones-ones), el líder de Fuerza Antiunión, selló una alianza con el cártel de Jalisco. Se las traía el pinche Jamón, no solo operaba en la ciudad, sino en distintos municipios del Estado de México. El Jamón investigaba fuerte, localizaba a los capos de la banda enemiga y los liquidaba.
Imponer un sobrenombre no es cosa fácil. Ahí viene el pinche Tortas, wey. Y todos a temblar. Se trata de un enviado de El Jamón, wey, no manches. Y todos a pagar derecho de piso y paso y pesa.
Un mote
Si Gil se hubiera dedicado al crimen organizado no habría dudado, su mote sería El Torta de Queso de Puerco, inexorable matón cuyas redes criminales se imponen duramente. Es una orden de El Torta de Queso de Puerco, wey. Y todos se cuadran. Las carpetas de investigación dirían así: Gil Gamés, alias El Torta de Queso de Puerco, asuela todas las alcaldías, asesina perros por gusto y come tacos con Sabina Berman y John Ackerman. Un tipo de cuidado. También se le conoce como el No Mercy. Posee un amplísimo estudio y un mullido sillón desde el cual planea incontables crímenes. Se las trae El Torta de Queso de Puerco.
Gil no sabe qué pensar, de hecho piensa poco. Es decir, no sabe si es una buena noticia que El Tortas y El Jamón hayan caído en manos de la justicia. Lo que sigue es una masacre entre las bandas enemigas y los aspirantes a suceder a El Tortas y El Jamón. Balazos por doquier, secuestros, tortura, cuerpos descuartizados, mensajes desde el infierno.
Así ha ocurrido y seguirá ocurriendo en esta guerra civil que han llamado guerra del narco. Cae un capo, sobreviene una matazón y surgen cinco bandas nuevas con sus respectivos capos. Les sonará absurdo, pero sería preferible dejar tranquilos a los traficantes y castigar con dureza los delitos colaterales. Sí, Gil ya sabe, una locura, pero la violencia que desatarán estas detenciones será de pronóstico reservado. Quizá es el momento de que El Torta de Queso de Puerco actúe con inteligencia y maldad, fuerza e impiedad. Cuidado con él.
Durazo observa
Gil leyó una comisión declarativa de Alfonso Durazo en su periódico MILENIO y en una nota de Francisco García Davish: “México atraviesa por una grave crisis de violencia, similar a la de la época de la Revolución mexicana, situación que no admite mezquindades ni regateo”. De acuerdísimo: una grave crisis de violencia comparable a la guerra civil revolucionaria, seguramente peor, no entremos en la cuentas de la muerte. De acuerdo: la mezquindad y el regateo son inadmisibles.
Ahora mal sin bien: que el declarante sea el secretario de Seguridad Publica y Protección Ciudadana pone muy nervioso a Gilga. El señor secretario habla como si fuera un observador y no el encargado de decirnos lo que el Estado ha hecho y hará para reducir la ola inmisericorde de violencia. Sabemos que no han hecho nada diferente al cumplirse seis meses de gobierno; sabemos que la violencia ha aumentado, aunque todos tengamos otros datos; sabemos que la solución militar se impondrá; por lo demás, en efecto, la mezquindad y el regateo en fon.
La Huacana
Dos días después de que pobladores de La Huacana retuvieron y humillaron a integrantes del Ejército, no hay un solo detenido o detenida, aun cuando están grabados. Si no es posible presentar a los agresores ante el Ministerio Público, Gamés terminará pensando que todo se ha jodido. Serio.
Todo es muy raro, caracho, como diría Lucano: El crimen hace iguales a todos los contaminados por él.
Gil s’en va