Gil se estrelló con la ciencia, la conciencia y la paciencia. Lean estas líneas y verán por qué. En el marco de la celebración del Día Internacional de las Mujeres, la presidenta Claudia Sheinbaum recibió de mano de mujeres autoridades indígenas el Bastón de Mando.
Desde hace seis años, una parte de la vida política mexicana ha consistido en un repartidero: bastones aquí, bastones allá, auténtico bastonerío.
En esta ocasión tocó nuevo turno a la Presidenta. En el Patio Central de Palacio Nacional, las mujeres autoridades indígenas le expresaron a la Presidenta su apoyo y le desearon “¡Mucha fuerza!”.
Al principio del acto se informó: “Se lleva a cabo el ritual de limpia, purificación, así como la invocación de los cuatro rumbos y el centro del universo. De igual manera se hace la entrega del bastón de mando por parte de autoridades indígenas a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de los Estados Unidos Mexicanos”.
A Gilga le urge la invocación de los cuatro rumbos, y si pudieran ser ocho rumbos, mejor porque como se sabe andamos un tanto desorientados. Lo del centro del universo se los regala Gamés, para que no digan que es un codicioso que se quiere quedar con todo lo del bastón.
El ritual
En la celebración de este 8 de marzo, participaron mujeres integrantes del Gabinete legal y ampliado, así como la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada. Gil veía humo y gestos graves, adustos, solemnes. Dentro de esa nube, a Gil le da un soponcio, la verdad. No se lo tomen a mal a Gilga, pero la única utilidad que le encuentra a ese bastón es la de darle al temible Hombre Naranja unos bastonazos.
Así fue como Gil se estrelló con la ciencia, eso que se aprende en las universidades, y la conciencia, eso que muy pocos usan, y la paciencia, de la que no lo queda nada en los bolsillos a Gamés. En cambio de impaciencia tiene para dar y repartir. Tal vez así debe ser la ciencia en nuestros tiempos: humo, copal, sopladores, bastones.
Cuauhtémoc, “águila que acosa”
Gilga no quiere exagerar y decir que Cuauhtémoc Blanc (suena mejor Blanc) es el último tlatoani, pero por si estaban preocupados, Gamés les informa que con tres votos de Morena y Partido Verde, las Sección Instructora de la Cámara de Diputados pospuso la admisión de solicitud de procedencia presentada por la fiscalía del estado de Morelos con el morenista Blanc, acusado de violación en grado de tentativa. Esta información la obtuvo Gil en una nota de Fernando Damián en su periódico MILENIO. Se defienden bien en Morena, se cuidan las espaldas entre ellos, se ayudan mucho. Gil los abraza.
Kallifatides
A Gamés le gustan los libros de Theodor Kallifatides, el escritor griego. Un párrafo de Otra vida por vivir (Galaxia Gutenberg, 2019. Traduccción de Selma Ancira) rodó por la duela de cedro blanco, Gilga lo recogió y lo puso en esta página el fondo: “Se suele decir que sólo el hombre sabe del suicidio. No es del todo cierto. Yo me acordaba de un alacrán que había visto de niño en San Pedro, la propiedad que mi bisabuela tenía en Finiki. Ya no recuerdo cómo, pero el bicho quedó atrapado en el centro de una pequeña hoguera que mi abuelo había encendido para quemar basura. El alacrán intentaba hallar la salida, quería escapar. Pero no lo consiguió. Cuando las llamas estuvieron ya muy cerca de él, el mismo se inyectó su veneno.
Ciertas libertades democráticas me recordaban a ese alacrán. Son capaces de autodestruirse. Con procesos democráticos puede imponerse tanto la dictadura como la tiranía. Con elecciones democráticas puede llegar al poder un partido que quiera acabar con la democracia. Y puede anular el derecho a la libertad de expresión haciendo uso de ese mismo derecho. Puede incluso difundir la idea de que ese derecho debe ser abolido”.
Todo es muy raro, caracho, como diría Albert Camus: “La libertad no es más que la oportunidad de ser mejores”.
Gil s’en va