Ciertamente hay diferencias claras entre los géneros a nivel fisiológico y neuroemocional; habilidades que son peculiares y características del cerebro femenino, que no pueden ser igualadas por el masculino y viceversa. Formas distintas de percibir el mundo y de relacionarnos, tienen una base genética vinculada a la condición de ser hombre o ser mujer, pero también están fuertemente influidas por la cultura. No hay una diferencia tajante en muchas de estas funciones neuro psicológicas. Pero esto tiene fundamento científico; no tiene nada que ver con concepciones culturales. El escándalo y la mofa suscitados por algunos de los comentarios del Chicharito, (algunos bastante disparatados como el sugerir que la mujer debe ser “liderada” por un hombre, pone en evidencia un debate que ya no tendría porque tener sentido en esta época, si las personas en promedio se dieran a la tarea de leer más.
Lo único certero de lo proyectado por el futbolista, es la ironía con la que describe un fenómeno real: algunos sectores hiperfeministas no tienen empacho en asumir que el hombre cubra un rol de proveedor total, pero les saca ronchas el tema de los quehaceres domésticos, por ejemplo. Terrible doble moral.
Pero lo que definitivamente raya en lo absurdo, es seguir pensando que los roles de género tienen algo que ver con el trabajo o con los quehaceres domésticos. Esa visión es retrógrada y digna del paleolítico. Hay hombres cuya esposa toma un ascenso en su trabajo y su salario cuadruplica al del marido, y de manera inteligente, han decidido que él se quede en casa, a cubrir los quehaceres domésticos y cuidar de los niños cuando son muy pequeños, y ella se encarga del tema económico. Hacerlo a la inversa indicaría una ausencia de cerebro. además de un machismo ridículo. Si alguien en esa circunstancia se sintiera menospreciado en su masculinidad, estaríamos ante un grave complejo de inferioridad. (Además del poco cerebro). En el común de los casos, ambos miembros de la pareja trabajan, y ambos se reparten los quehaceres de la casa sin el menor conflicto. Es sentido común, que para muchas personas es el menos común de los sentidos en esta época.
