Un día por la tarde, mientras estaba con mi familia, sonó mi teléfono; era Toño Moreno desde España, me dijo: “Felicidades Fernando, estarás en el Salón de la Fama”. ¡No lo podía creer! Mis ojos se humedecieron, mi mujer y mis hijos me abrazaron, parecía un sueño.
Me dio muchísima alegría porque era la tercera nominación y aquí si se cumplió eso de “la tercera es la vencida”, pero además fue una acumulación de sentimientos y me vinieron varios episodios de mi carrera, de mi vida.
Pensé en mis compañeros, desde Tapatío de Tercera División, este reconocimiento también es de ellos. Es un premio compartido con todos los entrenadores que tuve como Horacio Troche, que me debutó, Alberto Guerra, Carlos Miloc, Jamaicón Villegas, Nacho Trelles, Diego Mercado, Bora Milutinovic. Después viene el apoyo de mi esposa, de mi familia, ¡de tantos años de ausencia en casa!, que me hayan aguantado tantas cosas de esas.
Este premio es una confirmación al esfuerzo que hicimos juntos. A final de cuentas tuvo su recompensa y la verdad les digo, es una distinción enorme. En el Salón de la Fama hemos visto gran cantidad de figuras internacionales y nacionales que han pasado. No me queda más que agradecer al Grupo Pachuca, a Jesús Martínez por haber implementado este premio.
¿Y sabe qué mi estimado lector? Me da mucho gusto que haya sido en vida, ¡qué bueno que tengo esta distinción, me la llevo en vida y en muy buenas condiciones gracias a Dios!
Creo que será un momento mágico, ya he tenido la oportunidad de estar ahí y son eventos muy emotivos.
Mi pelota querida, el balón que pateamos durante muchísimos años, en eventos internacionales, en eventos nacionales, en Selección, en Mundiales. Para mí fue un regalo, fue parte de mi vida. Vienen a mi mente esos hermosos recuerdos pateando un balón con mis hermanos, con mi papá, con mis amigos.
Fue en la colonia Ladrón de Guevara donde empezó mi historia, en donde jugué con balones de todos colores, tamaños y texturas, cuando jugaba como portero, porque gracias a mi padre (que lamentablemente ya no me pudo ver jugar en la Selección), el amor por el marco era mi pasión. Ahí ni siquiera me imaginaba que podía ser como mis ídolos. Ya cuando estaba en la primaria veía a los jugadores de Chivas que iban a dejar a sus hijos. Imagínense ver a Jamaicón Villegas, a Isidoro Díaz, a Paco Jara… Íbamos corriendo y les pedíamos autógrafos. Ya un poquito más grandes (debo confesar) nos íbamos de pinta a ver los entrenamientos de Chivas y ahí empezó mi sueño de ser profesional.
En mi familia siempre hubo futbol, mis hermanos jugaban todos los sábados en el Club Alacranes y yo iba a verlos, me llevaba mis cosas escondidas porque estaba muy chiquito y pues esperaba ese chance de jugar.
Los recuerdos han estado presentes desde ese día que recibí la llamada de Toño; he recordado a muchos que pasaron por mi vida, a mis pilares: mi padre y a mi madre. Mi padre, que ya no me pudo ver en el Mundial porque falleció, pero él me inculcó el amor por el futbol porque también fue futbolista del Rebaño y de la Selección Jalisco. Este premio es para ustedes.
No puedo dejar de lado a Bora Milutinovic, porque fue una persona que me enseñó muchísimo no solo del campo, también de la vida y al cual siempre le estaré agradecido.
Han sido semanas de muchas emociones, mi corazón está a flor de piel. He recibido muchos mensajes de gente de futbol, de amigos, de la prensa, de aficionados, me he sentido conmovido, ¿qué más les puedo decir?
“No tengo palabras para darle gracias a la vida y al balón por dejar que El Sheriff viva un momento tan hermoso como ser parte de la Decimoprimera Investidura del Salón de la Fama”
