Mientras en otros países las tragedias donde mueren civiles inocentes son ocasionadas por organizaciones terroristas y guerras, en México la impunidad, la corrupción y la desatención de las autoridades en asuntos importantes y delicados, son las que propician efectos similares a los de un ataque terrorista. Las imágenes que se dejaron ver en la tarde del pasado 20 de diciembre en el mercado de pirotecnia San Pablito, en Tultepec, así lo corroboran: de no saber que ocurrieron en México las imágenes del mercado totalmente destruido y gente muerta, podrían fácilmente confundirse con las vistas en Alepo o en países con terrorismo; pero al pasar en México, lo primero que se nos debe venir a la cabeza es la corrupción como la causa de la destrucción.
Tultepec es el retrato más amargo que un gobierno corrupto puede ofrecer. Al carecer de empleos fiables y dignos, los habitantes de Tultepec se ven obligados a optar por un oficio lleno de riesgos como lo es la pirotecnia. Las autoridades, lejos de ofrecer talleres y/o protección efectiva, toleran esta actividad a suerte de quienes operan ahí, en su mayoría, artesanos con bajo nivel educativo que los limita a sólo ejercer un oficio de tradición familiar. El trabajo con pirotecnia no puede ser tratado como el resto de los oficios, sabemos que las artesanías de cerámica, barro u otros materiales ofrece riesgo mínimo de quien lo ejerce, pero al usar pólvora como materia prima en la creación de cohetes, el gobierno o debe prohibir esta actividad o, si la permite, debe vigilar con lupa que se cumplan con todos los estándares internacionales de seguridad, cosa que no hicieron nuestras autoridades.
Resulta irónico que una semana atrás de lo acontecido, las autoridades encargadas de la actividad pirotécnica en Edomex presumieran al mercado de pirotecnia de San Pablito como el más seguro de América Latina. Esto de acuerdo con un comunicado de Ignacio Rodarte Cordero, director del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, quien dijo que el mercado estaba acondicionado para evitar una “conflagración en cadena en caso de un chispazo”. Evidentemente, Ignacio Rodarte es muestra inequívoca de la manera como los funcionarios hacen comentarios muy a la ligera sin tener certeza de lo dicho. En vez de un comunicado para presumir lo que no se tiene (seguridad en este caso), lo lógico habría sido decir que se implementaría un operativo en estas fechas para garantizar la seguridad de los visitantes y comerciantes. Era obvio que al ser diciembre la demanda se incrementaría y por ende la mercancía explosiva y con ello las probabilidades de que algo saliera mal, como fue el caso.