Ya encarrerados y consolidándose como una de las asociaciones más importantes del jazz contemporáneo, el tándem Jarrett/DeJohnette/ Peacock siguió grabando algunas otras maravillas como Bye Bye Blackbird (1991) y varios álbumes en vivo que aparecieron durante los siguientes años, tomados de sus presentaciones en Munich, Londres, Tokio, Montreaux, París, Oslo, Colonia, Lucerna y Juan-lesPins, mostrando una alta complejidad armónica, hasta llegar al doble After the Fall (2018), sacando a la luz grabaciones de 1998 de un concierto en Nueva Jersey, por fortuna recuperadas e impecablemente editadas. En estos años formó un sólido trío postbopero con Motian y el japonés Kikuchi llamado Tethered Moon, con el que firmó el soberbio Plays Kurt Weill (1993), First Meeting (1998), Chanson d’Edith Piaf (1999) y Experience Tosca (2004), revisitando a la cantante francesa y a Puccini, respectivamente.
Se dio tiempo de establecer duetos cual profusos e interactuantes diálogos con los guitarristas Bill Frisell en Just So Happens (1994) y Ralph Towner por partida doble vía Oracle (1993) y A Closer View (1995), ajustando miradas más allá de lo tangible, así como con el pianista Robert Kaddouch en 53rd. Street (2016) y High Line (2016), en tono plácidamente reposado. En Tethered Moon (1993) transitó sin previo aviso de la introspección a la estructura lúdica, en tanto Annette (1995), reencuentra a Bley y Peacock para rendirle tributo y sumergirse en las intrincadas composiciones de la ex esposa de ambos, aderezado con la incisiva presencia del trompetista y fliscornista Franz Koglmann. Además de diversas colaboraciones, generó con el pianista Marilyn Crispell y el viejo cómplice Paul Motian el doble Nothing Ever Was, Anyway: Music of Annette Peacock (1997), con la inquieta vocalización de la compositora en uno de los cortes, así como Amaryllis (2000), Azure (2013) e In Motion (2016), álbumes que se asomaban a otras posibilidades sonoras para el formato triangular, transitando del tono íntimo a una contenida efervescencia. Se integró al trío formado por el pianista alemán Andreas Schmidt y la cantante Céline Rudolph para grabar Berlín 1999 (1999) y contribuyó al lado de Bley en Travelling Lights (2004), obra del canadiense François Carrier de afrancesada sofisticación.
Junto con Motian, fortaleciendo su ya bien aceitada compenetración rítmica, apoyó al pianista Martial Solal para grabar el plácido Just Friends (1998); al laudista Gordon Grdina para producir Think Like the Waves (2006), bañado por influjos árabes; a la saxofonista francesa Alexandra Grimal en Owl’s Talk (2010), brindando sabiduría y contando también con la presencia Lee Konitz, y al pianista italiano Augusto Pirodda en No Comment (2010), dejándonos en efecto sin palabras. Además tensó las cuerdas en Home Road de Bill Carrothers, en Manhattan Portrait (2010) de Niels Lan Docky.
En Enfants Terribles: Live at the Blue Note (2012), formó un exquisito cuarteto con Konitz, Frisell y Baron, dando sustento y abriendo espacios de improvisación solitaria, esperando el respetuoso retorno de los colegas. En el 2015, Peacock formó otro trío, ahora con Baron y Copland (en varios de cuyos discos contribuyó, incluyendo Insights, 2009), que fructificó en Now This (2015) y Tangents (2017), obras que combinaron equilibradamente la intensidad con la sensibilidad, en tanto When Will the Blues Leave (2019), por su parte, recuperó presentaciones en Suiza y sirvió como despedida de uno de los grandes y más versátiles contrabajistas de la historia del jazz, de precisa sutileza y enfática expresividad
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