Resonaba el grito de miedo y de confusión de Carmelo Ramírez, normalista sobreviviente al ataque artero en Iguala, Guerrero.
"Fue la policía de Iguala, yo los vi". ¿Puedes identificarlos? "Sí".
Y así lo hizo cuando testificó ante la Procuraduría General de la República (PGR) para huir después a los Estados Unidos como refugiado, con trámite en proceso para obtener su asilo político.
¿Por qué? ¿Por qué un mexicano tiene que correr a los brazos extranjeros no sólo por hambre sino por miedo?
Porque en este país las instituciones, a pesar de lo que diga el "mandatario" Peña, está al tope de mierda. Todas. Es que ni una se salva. En mayor o menor medida, desde el municipio más modesto hasta Los Pinos, la opacidad y el tráfico de influencias son la ley.
No habrá ley de transparencia que sirva, ni órgano de gobierno que sancione si la autonomía no regresa a las instituciones, principalmente a aquellas que son el verdadero cimiento de una democracia como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), de millonarios sueldos; el instituto nacional encargado de transparentar la información y el nacional electoral. Son autónomos con comillas, al final terminan por arrodillarse.
No hay manera de justificar lo que sucedió con los normalistas aquella noche. Carmelo Ramírez, a quien tuvimos en exclusiva en nuestro noticiario radiofónico Tribuna Noticias, detalló el horror de verse rodeado de militares que nada hicieron por él y por su compañero cuando guarecidos en una clínica, eran atacados por policías. No advertidos, no contenidos, mucho menos arrestados por la policía: atacados, con armas de fuego. Balas que pasaron por encima de su ser acribillando a otros más que caían a su lado.
Lo de México es serio. Y no se arregla con más discursos bellos y prometedores.
Lo que preocupa es que como ciudadano le temas más a los cuerpos del orden, a los municipales y a los estatales que al crimen. ¿Y el ejército? Otro caso que puso al secretario Cienfuegos Zepeda hace poco frente al país en acto de disculpa: Un video demostró prácticas de tortura por parte de castrenses.
Lo bueno cuenta, sí, pero lo bueno no son carreteras ni más puentes. No es lo que necesita el país. Lo que le urge a México es orden y justicia que no llegarán jamás, con instituciones prostituidas.
Gracias Carmelo por la confianza. Cuídate. Seguiremos de cerca tu carrera.
Fue el Estado. Que no quede duda.
Twitter: @FApulido
