Política

Poder para reordenar el poder

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  • Poder para reordenar el poder
  • Fabián Pulido

Habrá consenso como mera dinámica política, por guardar las formas, por “cortesía” parlamentaria. Lo cierto es que las reformas estructurales que reclaman las entrañas del Estado o aquellas que por años han sido ignoradas por temor al castigo electoral, por presiones del clero, empresariales o por la propia autocensura resultado de fobias, creencias personales o dogmas religiosos, se van a llevar a cabo en la próxima legislatura.

En entrevista con Ricardo Monreal, quien será la cabeza de los morenistas, mayoría en el Senado, le hice ver que Andrés Manuel aplicará el poder otorgado en las urnas y que solicitó durante los últimos spots de su campaña y en los mítines multitudinarios. Poder para rediseñar la dinámica gubernamental, la administración pública y cambiar el paradigma. Poder para reordenar el poder. Y que de no hacerlo su administración y figura quedarían en mero gatopardismo, es decir, cambiar para quedarnos igual, con un fuerte reclamo de esa mayoría que votó por él.

Le cuestioné sobre la declaración del presidente electo durante la reunión que sostuvieron de no “dar línea” a sus bancadas de mayoría y establecer sin embargo, una relación de “cooperación”; un mero eufemismo porque aplicar el poder, al final, es dar línea y el presidente electo aplicará (no hay duda) el respaldo otorgado el 1 de julio, el control total a lo largo y ancho del país. El mandato.

El senador Monreal respiró profundo para darme la respuesta esperada, la de “cortesía”: poder entablar un diálogo institucional con los distintos representantes que conforman las cámaras para llegar al consenso. Sin embargo, reconoció, porque es lo sensato (y la salida a mi insistencia), que de no llegar a los acuerdos se aplicaría la mayoría otorgada a Morena en las cámaras como es de esperarse.

Los detractores de Andrés Manuel, ciudadanos y políticos, lo tacharán de autoritario o de ejercer un perfil dictatorial. Todo lo contrario. Autoritarismo sería (según la definición de los “cervantistas”) “ejercer con exceso su autoridad o abusar de ella”. Y la actitud dictatorial se reconocería si ejercer los cambios a través de su mayoría en las cámaras se considerara un abuso “no sujeto a las leyes” que en automático es contradictorio: el sistema democrático le otorgó al presidente electo el poder que sólo sirve para que sea ejercido. De no hacerlo incumplirá con el cambio prometido. Sería, engañar al electorado.

Platiqué también con Mauricio Kuri, senador electo de Querétaro impulsado por el PAN, quien declaró durante la charla que no votaría por la despenalización del aborto, que podría votar a favor del uso de la marihuana “siempre y cuando se me informe y me lo expliquen” y que definitivamente apoyaría la muerte asistida, “a pesar de tener conflicto en mi bancada”. Y es aquí donde sí veo un escenario posible para el famoso consenso, para el diálogo. Vienen cambios que cimbrarán las calles de todo el país y de eso se trata. Poder para reordenar el poder.

Twitter: @fabianpulidoFA

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