Política

Los culpables de la violencia feminicida

Enrique Alfaro volvió a evadir su responsabilidad y a culpar a la gente. La tarde del lunes el gobernador publicó en sus redes un video en el que habló, entre otras cosas, de “la agenda más importante y compleja de México y Jalisco” haciendo un recuento de las atrocidades que hemos vivimos en el trágico primer mes del año. Lo calificó de duro, pesado, complicado, marcado por la violencia feminicida, nada más cierto. No era para menos, recordemos que el jueves pasado dos mujeres acudieron a la Agencia del Ministerio Público de Poncitlán a denunciar a un agresor, mientras eran atendidas, el propio agresor ingresó a las oficinas sin que nadie lo notara y abrió fuego contra ellas. La noticia se mezcló con otras que reportaban desapariciones, más muertes violentas. Enérgico, el gobernador prometió acciones inmediatas, un día más tarde se localizó al asesino y triunfantes, las autoridades anunciaron que sería llevado a la justicia.

En su video, habló de este y otros terribles casos en que ya se ha actuado penalmente contra los agresores; y deslizó, nuevamente, un descargo de culpa a la sociedad, a la descomposición en efecto que se ha venido agravando. En su video nos narró “un mes marcado por la violencia feminicida, algo terrible, algo que va mucho más allá de lo que puede hacer un gobierno”. No puedo coincidir plenamente con él, aunque claramente urge una reeducación que ayude a disminuir estas conductas criminales, es obvio que todos debemos tener una responsabilidad y un papel fundamental en la construcción de una sociedad en que podamos vivir tranquilos y en paz, todos, pero lo que podamos hacer todos juntos no se equipara con la capacidad del gobierno por hacer mejor las cosas, y tampoco se equipara con las graves consecuencias de una administración que se ve rebasada, que acepta claramente que lo que pasa va más allá de lo que pueda hacer un gobierno, su gobierno.

Lo que pasó en Poncitlán es una cruel muestra de la descomposición social y de un estado que cada vez califica de fallido. Una sociedad en que la impunidad permite que un hombre armado entre a una agencia de la autoridad y dispare contra dos mujeres que ya clamaban justicia y que nunca en vida la tendrán. Se trata de un abandono y fallo de las instituciones a la sociedad, se trata de un abandono y fallo del gobierno a las propias instituciones. Ni Liliana ni Alondra debieron morir en esas circunstancias, ni todas las personas que han encontrado en Jalisco un desenlace de esa magnitud, pero en nuestro estado siguen sucediendo sin que nada pase.

Porque hay cosas que sí puede hacer un gobierno e insisto, cuyas omisiones están costando vidas, basta dar una ojeada en medios: el 95% de los ilícitos quedan impunes, un tercio de las fosas clandestinas en el país están en Jalisco, ningún caso de desaparición forzada o secuestro ha tenido respuesta efectiva, nueve de cada diez delitos no son denunciados, casi mil cien personas han abandonado sus lugares de origen desplazados por la violencia, durante el gobierno actual han desaparecido más de treinta policías, el 67% de desapariciones en Jalisco se dieron en el AMG, solamente se ha podido localizar a la mitad de los cuerpos que han sido rescatados de fosas… son cosas que no deberían pasar, son cosas que, en definitiva, competen a lo que pueda hacer un gobierno. En internet circula una frase que se le atribuye a Angela Merkel, sea o no de su autoría me parece adecuada porque dice que los gobernantes no heredan problemas, sino que fueron electos sabiendo que estos problemas existían, y que el oficio de gobernar reposa en la responsabilidad de solucionar estos problemas, no solo para aquellos que los votaron, sino a todos. Porque el gobernador de Jalisco ganó las urnas sabiendo que las cosas estaban mal y alimentando y capitalizando un discurso legítimo de hartazgo, un discurso que ahora se le revierte y cuya responsabilidad ahora parece evadir.

La indignación por lo que sucede todos los días alimenta una mala percepción y, peor aún, poca esperanza de que las cosas mejoren, mientras la espiral de violencia aumenta, la confianza en las instituciones y a percepción en su capacidad de reacción bajan y también corresponde a algo que puede hacer un gobierno. Lo hemos dicho en muchas ocasiones: la estrategia parece no dar resultados y se apuesta a una continuidad y cuando las cosas siguen igual es porque tenderán a ponerse peor. Urge fortalecer y entablar el diálogo con los gobiernos locales, con sus corporaciones y coordinarse con otros órdenes de gobierno, entre muchas otras cosas. Pero urge, sobre todo, que, como dijo el gobernador, debemos aceptar que las cosas no están tan bien como se nos dice, que es un problema y no se debe voltear a otro lado, sino verlo de frente, que todos esperamos soluciones efectivas y no reacciones que, a pesar de que podrán convertirse en justicia tomaron la vida de dos mujeres cuya única culpa fue denunciar a quién terminó de agredirlas de una manera definitiva, por culpa de la violencia feminicida, en las propias oficinas de las autoridades.

Esa violencia feminicida que, de acuerdo al gobernador de Jalisco, es algo que va mucho más allá de lo que puede hacer un gobierno.

Ernesto Gutiérrez


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