hace unas semanas circuló un video en redes sociales que evidenció la agresión del diputado federal del Partido Acción Nacional Vicente Verástegui contra el gerente del ingenio de Xicoténcatl, Tamaulipas.
En la grabación se ve a legislador en medio de un grupo de personas, insultando, intimidando e, incluso, retando a golpes, al director de la procesadora de azúcar, utilizando un lenguaje que ameritaba la leyenda Parental Advisory: Explicit Content.
Florido hombre representante el pueblo. Vicente es hermano del secretario General de Gobierno, César, uno de los principales hombres del gobierno tamaulipeco y el cual seguramente se ve corriendo al 2022, por lo que la regañada ameritaba ser enérgica.
Pero parece que no fue así.
Al día siguiente entró en operación una medida de “pueblo chico, infierno grande”: la manipulación del transporte público con el eslogan-hashtag #YoConVicente buscando minimizar la situación referida.
Así la política tamaulipeca en los municipios aislados.
Esto ocurre en muchos pueblos de la Huasteca:
El poder de los cacicazgos, y los cacicazgos son dictaduras chiquitas, limitan el desarrollo y las posibilidades porque sus gobiernos son del siglo pasado, patentan en familias el poder y controlan lo que hay, y tratan que no haya nada más.
Seguramente este legislador tamaulipeco actuó de manera personal, pero tiene una reacción producto del poder familiar, del cacicazgo.
Xicoténcatl es la muestra de ello en Tamaulipas, como lo es por ejemplo en municipios del norte de Veracruz como Pánuco, Tantoyuca y hasta hace unos años El Higo.
De por sí la situación en el estado es difícil porque los Vientos de Cambio han tenido limitaciones externas, más su propia aportación, y estos casos dan un traspié el discurso progresista.
Y los ciudadanos difícilmente pueden con los cacicazgos, porque intimidan, dominan, sus apellidos son apellidos del pueblo, y reducen el sentido de democracia generando un daño psicológico, un empoderamiento peligroso, nocivo.
En el siglo XXI, en época de de los Centennials, épocas digitales, vidas en redes sociales, del #MeToo, donde el mundo cambia en convicciones, los cacicazgos en México siguen muy fuertes.
Viva el México mágico. _