
Es una elección sui generis por muchas razones. Las tendencias electorales parecen no moverse mucho. Las acusaciones de corrupción no logran penetrar en los electorados como en el pasado. Caso paradigmático es Veracruz. Rocío Nahle, acusada de enriquecimiento inexplicable, puede retener el cuarto padrón del país para el oficialismo. El Financiero le da una amplia ventaja a poco más de un mes de acudir a las urnas. Algo similar sucede con la elección presidencial: se mueve poco o casi nada. Veremos si el segundo debate es un escenario propicio para cierta movilidad en las preferencias electorales.
En Jalisco, la elección es sui generis porque el partido que gobierna -Movimiento Ciudadano- no tiene una apuesta presidencial con opciones de ganar. No me refiero a ganar la elección nacional, sino incluso a ser el más votado en territorio jalisciense. A esto hay que sumar la distancia que el propio gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, hizo palpable a través de múltiples declaraciones en los meses previos al arranque de la campaña formal. Todo esto provocó que la especulación del voto cruzado (Lemus/Xóchitl o incluso Lemus/Sheinbaum) pasara de las páginas de los periódicos a los espectaculares. De las grillas palaciegas a la calle. Las clases medias y altas apostarían por el primer binomio, mientras que el voto morenista “switcher” o blando bien podría apostar por el segundo: sufragar por Lemus a nivel estatal y mantener el voto por Sheinbaum para la Presidencia. Y sólo el voto más duro del emecismo se mantendría apoyando la candidatura de Jorge Álvarez.
Este velo de confusión provocó un cónclave de relevancia en Casa Jalisco el pasado viernes 19 de abril. Al cónclave acudieron Enrique Alfaro, Pablo Lemus, Enrique Ibarra, Clemente Castañeda, Hugo Luna, Verónica Delgadillo, Juan José Frangie y Salvador Zamora. La innegable plana mayor de Movimiento Ciudadano en Jalisco. La conclusión del encuentro es que, frente a los mensajes encontrados, existía una profunda confusión en el electorado del partido que gobierna Jalisco. Una confusión que podría provocar golpes electorales en municipios o distritos claves.
A eso hay que añadir una posible interpretación nacional de que el Grupo Jalisco de MC esté apoyando tras bambalinas la candidatura de Xóchitl Gálvez y, por ende, el voto hacia el PRI y el PAN. Esta especulación también había provocado desgaste en la mejorada relación que han mantenido desde hace unos años AMLO y Enrique Alfaro. El propio Alfaro se manifestó, en el mismo cónclave, que él no pensaba terminar su carrera política apoyando a los partidos que venció en Jalisco desde 2009. La moneda estaba echada.
De aquella reunión surgió el spot en donde Pablo Lemus, Verónica Delgadillo, Mónica Magaña y Priscila Franco piden votar “todo naranja” para defender Jalisco. Si usted se fija en el spot no hay un apoyo explícito hacia la candidatura de Jorge Álvarez, pero evaden por completo la idea del voto cruzado. Un mensaje que penetró en los cuarteles del Frente a nivel nacional que contaban con Jalisco como un estado estratégico. Para la oposición encabezada por Xóchitl: Ciudad de México, Jalisco, el Bajío -Querétaro, Guanajuato-, Puebla, Nuevo León, Chihuahua y Coahuila son estados clave para cerrar la contienda con Sheinbaum.
Creo que la decisión del emecismo local es más pragmática que otra cosa. Si los datos demoscópicos que tenemos a la mano son ciertos, Xóchitl la tiene muy complicada para ganar Jalisco. El exgobernador Emilio González prometió que Jalisco entregaría dos millones de votos a la abanderada del Frente. No veo ningún escenario en donde eso ocurra. Por el contrario, tomar partido claramente a favor de alguna candidata -Sheinbaum o Xóchitl- podría también implicar un voto de castigo en algunos segmentos electorales. Esto no quiere decir que la decisión sea inocua, sí es posible que una parte de la clase media jalisciense no vea con buenos ojos el alejamiento de Movimiento Ciudadano del llamado voto cruzado. Eso lo testaremos el 2 de junio.
A diferencia de algunas interpretaciones que se hicieron tras la publicación del spot, Enrique Alfaro, Pablo Lemus y Clemente Castañeda que son las voces más importantes en la estrategia naranja en Jalisco, estuvieron de acuerdo con el mensaje y el posicionamiento. No hay diferencias entre el gobernador y el candidato naranja a la gubernatura. El sanedrín tomó la decisión por consenso y difícilmente veremos cambios en una campaña a la que le quedan cinco semanas.