Política

Apapacho

“La oscuridad no puede deshacer la oscuridad; únicamente la luz puede hacerlo. El odio nunca puede terminar el odio; únicamente el amor puede hacerlo.”

Martin Luther King

Hace unos días platicando con mi amigo Gabriel Díaz, salió a colación la palabra “apapacho”, comúnmente usada y poco valorada por la profundidad de su sentido y significado.

Dícese la más bella palabra del español de origen náhuatl (patzoa), la RAE la define como “palmadita cariñosa o abrazo” sin embargo en lo práctico, describe aquel deseo de cuidar, abrazar, curar. Para mí correcta o incorrecta, me ha fascinado que se le ha dado el significado de “acariciar el alma” y más allá de sus raíces etimológicas, para mí es increíble.

El mundo lleva ya dos años de pandemia, aislamiento, pérdidas humanas y materiales, duelos, modificaciones en rutinas y dinámicas de todos tipos que nos han llevado a cambiar en lo profundo.

Las ya de por sí cambiantes formas de convivir, las comunicaciones, redes sociales, el mundo digital y ahora virtual, nos han aislado de muchas maneras. Y lo que falta…

Sin embargo, creo que todos tenemos un recuerdo de nuestros padres, hermanos, amigos, enamorados o alguien que en el momento que lo necesitábamos, nos apapacharon.

Ese abrazo cariñoso que te enlazan con el mundo terrenal sin dejar de recordarte la capacidad de conectar el alma con la de alguien más.

Todos los días somos bombardeados por noticias que amenazan con poner en riesgo lo que somos, la realidad como la conocemos ya sea por una pandemia, por un cambio de régimen, cambios tecnológicos o una sacudida en la vida económica de nuestro universo inmediato.

Hace poco, que me invitaron a participar en una clase con jóvenes universitarios, fui cuestionado acerca de lo que le diría a mi yo del pasado si pudiera y mi respuesta inmediata fue que me diría que “todo iba estar bien”, lo duro es el momento en el que no sabes que así será y nadie te lo puede asegurar.

A lo largo de la vida siempre hay retos, momentos de gran incertidumbre, de duda, de preocupación, estrés, desilusión, alegrías, tristezas, victorias y derrotas, éxitos, crisis económicas, ocurrencias políticas y hasta pandemias.

Por más abrumados, cansados y estresados que nos encontramos, siempre debe haber espacio para apapachar a quienes queremos y para dejarnos apapachar.

Ese apapacho que nos recuerda cuando en una derrota nuestro padre nos hizo sentir que no era el fin del mundo, o aquella sala de espera del hospital donde una hermana te abrazó y te hizo sentir que no estabas solo.

Aquella caricia del alma, que nos recuerda que ahí está y que en los momentos que parecieran de mayor soledad u oscuridad.

Como dijo Luther King, para combatir la oscuridad, basta conque otra alma se acerque para que podamos ver esa luz interior que nos acompaña e ilumina y sin necesidad de palabras nos apapachemos nosotros mismos y ese yo del futuro nos de la certeza de que “todo va a estar bien”.

Enrique Espinosa Olivar


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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