Política

Renunciar para salvarse

En un tiempo que sobrevalora el esfuerzo aún a pesar de rebasar los propios límites, renunciar puede ser signo de debilidad; sin embargo, la naturaleza parece indicar lo contrario.

En su libro Rendirse como estrategia de vida, Julia Keller demuestra cómo lo natural no es continuar esforzándose en una tarea, trabajo o dirección, cuando no se observa ningún progreso ni se advierten los beneficios supuestos inicialmente. Esto es lo que hacen millones de especies que, ante lo trabajoso pero infructuoso de una acción, deciden parar y probar algo más en vez de seguir gastando sus energías en algo que no cambiará.

Así, renunciar parece ser más una opción inteligente que una expresión de indisciplina, impaciencia, pereza o equivocación.

Nos han educado a no renunciar; la cultura y nuestra familia están repletas de mensajes en donde esforzarse incluso a costa de la propia salud es lo deseable, plausible y meritorio, pero en el fondo, realmente si se analiza, pronto advertiremos que rendirse y cambiar de dirección es mejor que quebrarse y padecer problemas tanto de salud mental como física.

Millones de personas renunciaron a sus trabajos después de la pandemia, cuando sus empresas o instituciones les pidieron presencialidad absoluta, la razón es muy sencilla: lo que descubrieron estando en casa superaba por mucho los salarios robustos que recibían. El tiempo para ellos y sus familias, el ahorro de energías gastadas en el tráfico, buscando lugares de estacionamiento, lidiando con personas indeseables en sus centros laborales fueron los tesoros que los animaron a dar ese salto mortal que, aunque asusta, libera.

Esa sociedad que nos empuja más allá de nuestras fuerzas, esa cultura que nos pide más de nuestro 100 por ciento, ese “puedes o no puedes” que nos destruye el ego, esas imágenes de atletas que termina partidos con extremidades rotas o extenuados físicamente pero que “lo dieron todo en el campo” son precisamente el tipo de mensajes que nos dañan más y que no nos permiten valorar lo único que es realmente nuestro: ¡nosotros mismos!

Es cierto que renunciar a un trabajo que nos exprime y agota, a un jefe que no para de humillarnos, a una estructura que se mueve por favoritismos y no por méritos, a un sistema que absorbe mentes causa incertidumbre, miedo, ansiedad y escalofríos. No saber qué sigue, no saber qué hacer, no tener claro a dónde vamos ni qué haremos son motivos suficientes para provocar pánico, sin embargo, la diferencia entre sentir ese pánico cuando estamos aún sanos e íntegros es muy distinto a sentirlo cuando, por fuerza de presionar constantemente nuestro cuerpo y nuestra mente, nos asaltan después de una renuncia forzosa. La diferencia es puntual: la primera nos da tiempo suficiente para vivir y sentir ese vacío pero eventualmente reestructurarnos, mientras que la segunda nos paraliza y confunde y aunque los seres humanos tenemos la capacidad para sobreponernos, el tiempo se prolonga más en el segundo caso.

Es por esto que renunciar a tiempo y por voluntad propia es mejor que hacerlo por motivos forzosos de salud. Para ello es necesario al menos convencernos de dos premisas: a) renunciar no es sinónimo de incapacidad ni de debilidad sino de la sabiduría y fortaleza necesaria para saber qué nos daña y cómo reinventarnos y b) aquello a lo que renuncias no es el único puerto seguro al que puedes arribar pasando los momentos iniciales de desconcierto y temor. Afuera de eso que conoces, hay muchas otras oportunidades esperando ser descubiertas por ti.

Dejemos de sobrevalorar los quiebres físicos o mentales, dejemos de generar presión para que la gente se autorebase, no eduquemos más en la cultura del esfuerzo ilimitado y entendamos que somos humanos y por eso mismo, limitados y cuando tocamos, reconocemos y aceptamos nuestros límites aprendemos a ser más felices, más libres, más plenos y más humanos.


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Elizabeth de los Ríos Uriarte
  • Elizabeth de los Ríos Uriarte
  • Profesora investigadora de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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