“Alejandro, lo dice su propia hija, es como un bulldog, como un pitbull: te muerde y no te deja”, comentó Alonso Castillo Cuevas sobre Gertz Manero.
Los fiscales hacen y deshacen a sus anchas. No hay quienes se atrevan a cruzarse en su camino. Tienen todo el poder, y ahora la autonomía, para destruir vidas o procurar justicia. ¿Quién los investiga?
En el extraño caso familiar de Gertz Manero, los poderes locales parecen doblegados. Después de años de no lograr someter a Laura Morán Servín, pareja por medio siglo de su hermano Federico, Alejandro reactivó la acusación en su propia cancha y en Ciudad de México. Se lanzó contra esa mujer que rebasa los 90 años y encarceló, hace 10 meses, a su hija Alejandra Cuevas Morán, de 68.
Curiosamente, dejó a un lado a la otra hija, a quien también había demandado, suegra del hoy gobernador de Edomex Alfredo del Mazo.
El Fiscal General señaló que, por falta de cuidados, las mujeres mataron a su hermano. Federico murió después de que Alejandro se lo arrebató a Laura. Falleció el 27 de septiembre de 2015 a consecuencia de un choque séptico y neumonía bacteriana, tras casi un mes de haber sido internado por el propio Gertz en el hospital ABC.
La familia respondió que Federico recibió atención y que más bien la vendetta de Alejandro tiene que ver con millones de dólares en juego y paraísos fiscales.
Sería importante que el PJF, que preside Arturo Zaldívar, intervenga. Porque, más allá de los dichos, los expedientes muestran inconsistencias relevantes. Por ejemplo, la sentencia de la Cuarta Sala de lo Penal del TSJCDMX señaló el delito de homicidio doloso de concubino por omisión, en el carácter garante accesoria de cuidados, ¡en contra de la hija, ni siquiera de la concubina! Incluso en el expediente federal de amparo en revisión 169/2017, los magistrados dieron por sentado que se otorgaron los cuidados necesarios.
En la propia detención de Alejandra Cuevas, el 16 de octubre de 2020, se violó una suspensión provisional que vencía dos días después. Ojalá lo que compete al Poder Federal, como esto último, sea denunciado por los afectados y atendido por jueces de Zaldívar. Y esperemos que Gertz no resulte un pitbull.
Aquí entre nos
Jacobo Dayán recordó en estos días de consulta la frase de Bertolt Brecht: “Qué tiempos serán los que vivimos que hay que defender lo obvio”.
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