El más grande, cruel y despiadado enemigo de mi país es el crimen organizado. Por mucho.
La presidenta Sheinbaum afirmó que en territorio nacional no sobrevuelan drones de Estados Unidos. Añadió que, de ser el caso, se haría bajo petición y coordinación. Y citó un fragmento del himno. “Y si osare un extraño enemigo profanar con sus plantas tu suelo, piensa, ¡oh, patria querida!, que el cielo un soldado y una soldada en cada hijo te dio”, indicó.
Más allá de la frase, la pregunta es: ¿quién es el enemigo? En México, regiones enteras permanecen dominadas por los cárteles y sus células. Avanzaron y se incrustaron en fiscalías, policías, fuerzas armadas, gobernantes, etcétera.
La línea que divide a unos y otros se diluyó. No sabemos quién es quién. ¿En dónde terminan las autoridades y empiezan los capos?
Traicionaron, también, los que decían combatir a la mafia. En lugar de bienestar brindaron engaños, desapariciones, asesinatos, reclutamientos, torturas, robos, extorsiones, amenazas. Los enemigos ya están dentro.
Por supuesto, como señaló la doctora, nadie avala una invasión. Las acciones conjuntas son indispensables. De hecho, la Presidenta podría aprovechar el momento y enfrentar su mayor reto: el doméstico.
A Trump le interesa combatir el fentanilo que está matando a su ciudadanía. Pero Sheinbaum necesita ir más allá del trasiego.
Aquí no solo se trata de drogas, sino de áreas en las que la delincuencia permeó: minería, energía, agricultura, petróleo, migración, política, construcción, aduanas, puertos… cielo, mar y tierra. No podemos conformarnos con las acusaciones, detenciones, juicios y sentencias que logre EU. O con el retiro de visas a personajes ligados al narco que se quedan de este lado impunes.
Es hora de que la mandataria tome cartas en el asunto y comience por casa. Ha dado muestra de implementar una estrategia distinta a los “abrazos, no balazos” de AMLO y de agitar el tablero obradorista. La Barredora tabasqueña es ejemplo de ello.
Veamos hasta dónde llega con quienes, desde el interior, han osado ensangrentar y profanar el propio suelo.
Aquí entre nos
La fiscalía de Veracruz confirmó que la maestra jubilada Irma Hernández —quien fue secuestrada y a quien vimos en un video sometida, arrodillada y amarrada— sí murió por torturas en su cautiverio.
Es decir, no por un infarto, como lo aseguró la gobernadora Nahle. De todo esto, y más, estamos hablando.