El presidente López Obrador volvió a pedir en la conferencia mañanera que se difunda el video que entregó Emilio Lozoya a la Fiscalía General de la República.
El valor probatorio de los sobornos en el proceso penal podría diluirse, pero AMLO considera que es más importante exhibir a los corruptos ante la opinión pública.
Es como lo que pasó con Ahumada, pero al revés. Recordarán ese episodio en marzo de 2004 cuando el diputado del PAN, Federico Döring, presentó con Brozo los encuentros grabados en la oficina del empresario argentino. Ahí fue captado René Bejarano, en ese momento coordinador del PRD en la Asamblea Legislativa y cercano a López Obrador, recibiendo fajos de efectivo. Después de ocho meses, Bejarano salió de prisión exonerado. Pero ese instante de su vida le valió el apodo ante el tribunal del pueblo de El Señor de las Ligas.
Ahora, desde una cuenta apócrifa, que se intentó atribuir al hermano de Emilio Lozoya, se publicaron imágenes en donde se ve a un hombre, presunto trabajador de Pemex, entregando dinero al ex secretario técnico de una comisión del Senado, Rafael Caraveo.
Ponen sobre el escritorio los paquetes. Se ven los billetes apilados. Hablan de distintas entregas. Charlan los protagonistas:
—“Es que la vez que no pudiste estar eran 17, y este que yo vine, que fue esta vez que ya estuviste, tiene 19, entonces deberían ser 18”.
—“Ah, no. Por eso te digo que son internos; 18 es de otra cosa. No tiene que ver con ustedes. No son 19 entregas con ustedes… es para llevar nosotros control”, concluye el presunto enviado de Lozoya.
En aquel entonces, Ernesto Cordero era coordinador de la bancada panista. Jorge Luis Lavalle era presidente de la Comisión de Administración y Rafael Caraveo, su secretario técnico. Quien también aparece es Guillermo Gutiérrez Badillo, cesado de inmediato por el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, pues hasta ayer era su secretario privado.
¿Se investigará a todos los implicados en la maquinaria corrupta? ¿Se señalará a unos y se encubrirá a otros? ¿Se hará justicia? ¿Es puro escarnio para ofrecer pan y circo? ¿Se trata de transparencia y rendición de cuentas o de vendettas políticas?
Hagan sus apuestas, pues, 16 años después del “bejaranazo”, inicia la segunda temporada de videoescándalos.
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