Para el reputado jurista Diego Valadés Ríos, con una amplia trayectoria en la vida pública de México, embajador, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), titular de la Procuraduría General de la República, entre otros cargos, la elección de ministros de la SCJN no resolverá el problema de justicia en el país porque, lo que se necesita, es incrementar el número de jueces.
“Considerar que el problema de justicia se resuelve eligiendo popularmente a los ministros es una reducción de la magnitud del problema. Con ese mecanismo, o con cualquier otro para la designación, selección o elección de los ministros, no se resuelve el problema de justicia. El problema de justicia en el país es mucho más profundo”, dijo, en un conversatorio organizado por la Cámara de Diputados, el jurista Diego Valadés; sostuvo, además, que “como nunca, hoy la SCJN vive la peor crisis de su historia”.
Aunque sostengo que sería mejor la designación de ministros por medio del voto popular, que como hoy se designan, siempre y cuando haya filtros para la selección de los candidatos estrictamente académicos, que los tres Poderes de la Unión participen en la designación de candidatos, que no intervengan los partidos y que las campañas se reduzcan a dos o tres debates, coincido en que, este mecanismo no soluciona el problema de fondo; pero difiero, en absoluto, en que el problema crucial de la justicia –aunque Diego no usa este término– es la falta de jueces, lo que no significa que este no sea un problema.
Para mí el problema crucial que hay que debatires el de la “endémica” crisis de la justicia, el cual tiene como uno de los factores que lo generan el olvido del problema de la selección, formación y acceso a la judicatura; problema que no solo atañe al Poder Judicial, sino a los otros dos poderes, a los colegios y asociaciones de abogados, a los académicos del área jurídica, y en sí a todos los mexicanos. Pues el Poder Judicial, uno de los tres poderes de la Unión, es autónomo, no independiente; no obstante ahora, en un ciego intento por imponer el gobierno de los jueces, cualquier señalamiento u objeción del Ejecutivo y el Legislativo al Poder Judicial se percibe por quienes defienden la tiranía de los jueces como intervencionismo, siempre y cuando sus decisiones en materia económica y política los favorezcan.
En lo que difiero del prestigiado jurista Diego Valadés, en absoluto, es que hoy, con la confrontación entre la Corte y los morenistas integrantes del Congreso de la Unión y el titular del Ejecutivo, la SCJN vive la peor crisis de su historia. Para rebatir esta afirmación, basándome en historiadores del derecho mexicano, Lucio Cabrera Acebedo, Pablo Mijangos, Miriam Galante y, entre otras obras, en los estudios históricos de la SCJN. Pero esto será en el siguiente artículo. Por ahora solo hay espacio para referirme al nacimiento de la SCJN (así denominada por el constituyente de 1917), originalmente, en la Constitución de 1824, Artículo 123, se llamó Corte Suprema de Justicia.
Pues bien, la SCJN fue instalada el 15 de marzo de 1825, es decir, 3 años y 6 meses después de haberse consumado la Independencia de México, en fecha 27 de septiembre de 1821, y 1 año 5 meses después de haberse promulgado la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, el 4 de octubre de 1824.
Así que, estamos a 1 año 9 meses para que la SCJN cumpla 200 años de haberse instituido materialmente, tiempo suficiente para debatir el problema crucial de la justicia en México con miras a lograr una auténtica autonomía del Poder Judicial y una auténtica independencia de los jueces, pues, sin independencia de los jueces, la cual, con no pocas honrosas excepciones, solo se puede lograr con una educación formal especializada en la función de juzgar, no es posible, stricto sensu, la autonomía del Poder Judicial.
¡No hay vuelta de hoja, ni pero que valga! Para abatir la endémica crisis de la justicia que padecemos, necesitamos un nuevo perfil de juez, formado no en el tradicional, intangible, endogámico y petrificado corporativismo judicial, cuyo origen se remonta a los primeros años de la Nueva España, sino más bien formado en una escuela nacional de altos estudios especializada en la judicatura a la que se acceda como estudiante, previa rigurosa selección de los aspirantes a jueces por medio de concurso de oposición pública después de haber concluido los estudios de licenciatura en derecho, considerándose como notas esenciales del perfil ad hoc para ser juez: formación humanista, vocación de justicia, suficiente capacidad comprensiva y sensibilidad social.
Enhorabuena, tenemos buen tiempo para llegar a las celebraciones conmemorativas de los 200 años de la fundación de la SCJN, en fecha 15 de marzo de 2025, con buenas propuestas surgidas de debates de los ámbitos académicos, político y sociales, para implementar una reforma integral y profunda no solo a la SCJN, sino a todo el Poder Judicial.
Quiero creer que los investigadores ya están trabajando en este tema, que pronto aparecerán publicados libros, artículos en revistas especializadas, que en los diarios cada vez aparecerán más artículos sobre este tema, que a los legisladores se les prenderá el foco… En fin, ¡se vale soñar!, ¿o no?