Por tradición, para que usted vea que no todas las tradiciones son buenas, los elementos humanos que integran la estructura de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León (FGJENL): el fiscal general; titulares de las unidades administrativas; fiscales especializados; etcétera, se mueven de la misma manera que las partículas de agua dentro de una copa de vidrio invertida.
Tal vez usted alguna vez hizo en la prepa el experimento de laboratorio de física llamado “La copa invertida”, la que en realidad es un barómetro rudimentario que sirve para mostrar al estudiante cómo se mide la presión atmosférica.
El procedimiento es el siguiente: (1) sobre una base de vidrio se pone una pequeña cantidad de agua; (2) en el centro se coloca un soporte de papel de aluminio; (3) sobre éste se coloca un cerillo; (4) se enciende el cerillo; y (5) se cubre el cerillo encendido con la copa de vidrio.
Lo que se observa, como efecto del calor producido, es que cuando el cerillo se apaga el agua de la fuente entra dentro de la copa y el nivel del agua asciende.
Pues bien, salvando las distancias, algo análogo ocurre en la FGJENL, institución en la quese supone que, sin que la copa esté invertida, en la parte superior están los altos mandos. De manera particular, el fiscal general, quien por disposición de la Ley Orgánica de la FGJENL posee 53 diversas facultades para el cumplimiento fiel de su encargo (Artículo 14); pero las más importantes no las cumple. Veámoslo.
De acuerdo con el Artículo 9 de la citada ley, el fiscal general debe ejercer su autoridad jerárquica sobre todo el personal de la FGJENL y sus disposiciones no deben ser influidas ni restringidas por ninguna otra autoridad.
Al respecto, lo que hemos observado en los hechos es que el fiscal general Gustavo Adolfo Guerrero no ha sido influido por ninguna autoridad. Prueba de ello es la gallarda respuesta que dio a Samuel García en el caso Debanhi Escobar.
Pero sí, debido al fenómeno de la corrupción que por tradición ha invertido la copa en FGJENL, se observa de manera ostensible que Gustavo Adolfo ha sido influido por los presuntos delincuentes que investidos de autoridad operan dentro de la FGJENL.
El caso Debanhi Escobar no dice otra cosa. La pregunta es: ¿Actuará el fiscal general contra estos presuntos delincuentes, o habrá que esperar que este caso llegue hasta los organismos internacionales que protegen los derechos humanos?
Efrén Vázquez Esquivel