Tras aparecer como cabeza de noticias desde el domingo pasado, por tres días consecutivos –un récord para su campaña- José Antonio Meade ya es otro candidato a la Presidencia, muy diferente al que se nos presentó desde diciembre pasado cuando fue destapado.
Durante el debate #MEADEenMILENIO, el aspirante presidencial dijo que la actual estrategia de seguridad no ha funcionado, habló de su plan para mantener la economía, de las políticas públicas, y hasta de la lucha anticorrupción. Son los mismos temas, los de siempre, pero en otro tono.
En la mesa de MILENIO, Meade reiteró que la estrategia contra la criminalidad disparó los delitos de alto impacto en todo el país; que el problema nos tiene rebasados, que los esfuerzos de prevención no son suficientes, que los esfuerzos de disuasión también lo son y que no pasa nada cuando se viola la ley.
Provocado, cuestionado, arrinconado en un par de ocasiones, el Meade que se vio ayer en Notivox es otro al que vimos cuando dejó el gabinete del Presidente Peña Nieto para lanzarse como el primer candidato en la historia del PRI en no ser un militante en activo.
Otro ejemplo fue su participación en el Diálogo Por La Paz y La Justicia: La Agenda Fundamental, que organizaron la CNDH y organizaciones sociales, donde reconoció que el Estado ha fallado y tiene pendientes con las víctimas de delitos. Ahí lamentó que no son sólo 43 los crímenes pendientes en el país, pues "no hemos resuelto ni uno".
Emulando la autocrítica (de las pocas, quizá la única contundente) que hiciera semanas atrás el propio Presidente sobre la estrategia de seguridad, José Antonio Meade y su equipo parecen haber encontrado la fórmula para el resurgimiento, en apariencia, a tiempo.
Dentro de los cambios más radicales vemos el tono de voz del candidato de Todos por México, completamente distinto al que estilaba como funcionario, incluso ya como abanderado, para dar paso a una especie de experto en discusiones con buena oratoria.
Se nota un Meade más trabajado, como parte de un plan que comenzó con el cambio en la dirigencia nacional del PRI, en donde se ve que tuvo mucho diálogo, mucha asistencia, mucha asesoría, de quienes quizá de inicio no lo arroparon como lo hacen ahora.
Estamos ante un momento clave de las campañas que no fue el de después del primer debate; éste es el tiempo previo al segundo encuentro presidencial, de donde saldrán nuevas cifras en encuestas y tendencias electorales.
Se vienen los eventos donde Meade debe ser cobijado por las masas del PRI y sus aliados, al estilo Peña Nieto en 2012; con plazas y eventos multitudinarios donde pueda dar rienda suelta a este nuevo perfil que ha dejado de lado las buenas formas (en sentido político en campaña) para dar paso a quien espera la militancia tricolor sea su abanderado: alguien con sangre de Don Plutarco.
