La administración pública de Hidalgo entrará a un proceso de transformación, y no me refiero a la 4T, aunque haya ganado Morena, sino a que habrá una reingeniería en las oficinas del Poder Ejecutivo.
El gobernador electo Julio Menchaca Salazar anunció que con la llegada del periodo de transición también se empezará a planear la nueva configuración de oficinas gubernamentales, gasto público, evaluación de organismos, y todas las acciones a emprender como parte de la llegada del nuevo gobierno a partir del 5 de septiembre.
No es la primera vez que ocurre esto. La primera reingeniería, o la más reciente, se dio en septiembre de 2016 con la llegada de Omar Fayad Meneses al gobierno del estado, quien modificó desde nombres de secretarías, creó nuevas, suprimió gastos, redujo costos y pagos, adquirió otros, vamos, ejerció el presupuesto conforme a su plan sexenal.
Ahora es el turno de Julio Menchaca y parece que seguirá una fórmula parecida, que es muy congruente con el discurso de cambio, de mostrar una cara diferente a la actual en la administración hidalguense. Y sí, Menchaca ya hizo algo distinto a lo de 2016, pues de inmediato buscó reunirse con diputados locales y aprovechando que existe un bloque de mayoría con Morena y aliados –curiosamente ya regresó el PVEM- ya piensa en reformas e iniciativas para el inicio de su gobierno.
Un adelanto se dio ayer, pues el gobernador electo dijo ante medios de comunicación que se planea presentar la creación de organismos como el Instituto Hidalguense para devolverle al pueblo lo robado, la Unidad Estatal de Inteligencia Financiera, y establecer en la entidad la revocación de mandato para municipios y el propio gobernador.
Quizá la duda más grande y es la pregunta de cada sexenio es: ¿qué pasará con los miles y miles de empleados que tiene el Poder Ejecutivo, con los que no son sindicalizados, con los que sí lo son, con los de confianza?
Eduardo González
twitter: @laloflu
