Las noticias del coronavirus mantienen inundadas las redes sociales y los principales canales informativos de México y el mundo. El caos mediático que se desató desde hace varias semanas, nos tiene pegados a todo lo que tenga que ver con el covid-19, enfermos, pacientes, clínicas y hospitales, defunciones y miles de teorías de la conspiración.
La realidad dejó de abrumarnos para pasar a ser un escenario real y cotidiano donde los videos más crudos nos conmueven e indignan pero no nos mueven de la zona de confort.
La cuarentena o el confinamiento casero ya pasó varias facturas empezando por el empleo, las condiciones profesionales para su ejercicio, el salario, las actividades productivas de toda sociedad que al dejar de realizarse comienzan a tener un efecto negativo y contrario. Las autoridades han puesto atención, de alguna forma, a todo esto y se abrieron líneas de apoyo psicológico para quienes lo requieran las 24 horas del día. La pregunta es ¿están funcionando?
Digo lo anterior porque se desconoce a cuánta población está afectando internamente el estar en sus casas o sin acudir al trabajo, o todo lo contrario, laborando y exponiéndose, pensando en que puede ocurrir una desgracia para uno y para su familia.
El peor momento es cuando la psicosis se apodera de la gente, pues en el transporte, en la calle, en las tiendas, en cualquier situación se pierden los estribos y se mantiene el mal humor por todas partes.
El aumento en medidas de restricción como el Hoy no Circula en Hidalgo ha sacado lo peor de muchos pues sus comentarios en redes distan de ser los de personas que piensan en el bienestar de los demás. Piden libertades, exigen canonjías y sobre todo buscan la anarquía para poder solventar un poco su ansiedad en estos momentos donde debe priorizarse la calma.
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