El tema de la obra para evitar que vuelva a desbordarse el río Tula tiene una dependencia nacional responsable: la Conagua.
No hay que darle muchas vueltas al asunto, los encargados de la política hídrica y el manejo de presas, ríos, distritos de riego y todo lo relativo a los cuerpos de agua es la oficina federal que tiene su delegación en Pachuca y de la que poco o nada se sabe.
Enviar el informe de las presas y sus niveles no es hacer la chamba que les corresponde; para eso que contrate analistas desde la Ciudad de México que solo manden cifras y buenos deseos. Los encargados de la Conagua en Hidalgo debieron contar con al menos un plan emergente o preventivo para lo que se supone siempre se ha sabido.
Es muy extraño que incluso, siendo de Tula el delegado de los Programas para el Bienestar, que es jefe de los demás delegados en Hidalgo, no se haya tratado el tema con antelación o solicitado los recursos sabiendo que con lluvias en el Valle de México o descarga de presas, podía pasar lo que ocurrió el 6 y 7 de septiembre.
El director de la Conagua en Hidalgo, Heber Eleazar Saucedo Rojas, el delegado Abraham Mendoza Zenteno, son los hombres visibles de este tema y tampoco han salido a dar alguna explicación a la población, y ni qué decir a los medios. Está bien que sean discretos o que no quieran figurar porque siempre se excusan en que no son políticos de reflectores, pero su omisión ya costó demasiado como para no salir siquiera a decir cómo se va a reparar el tema de Tula, si la obra del revestimiento se realizará o no de forma urgente, o si habrá al menos un diálogo abierto con la población, mesas de trabajo con ambientalistas, algo, lo que sea. Al final del día es triste ver no solo lo que ha ocurrido a la gente en Tula y otros municipios, sino la falta de comunicación que termina siendo una insensibilidad también para con la gente.
@laloflu
