Hidalgo sigue siendo la tierra del “huachicol”, del robo a ductos de Pemex sin importar el riesgo que se corra, pues al parecer las ganancias son tantas que vale la vida misma y la de los demás.
La cantidad de gente, no solo integrantes de la delincuencia, sino pobladores, menores de edad y mujeres adultas incluso, que son parte de una cadena destructiva que se ha formado mediante la actividad de la venta ilegal de gasolina o de su uso para realizar actividades como transporte de carga, mudanzas, autobuses de pasajeros, es solo la punta del iceberg dentro de este problema.
Y así, comenzó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador en diciembre 2018, con el anuncio de la lucha contra el robo a ductos de Pemex, con la limpieza desde adentro de la corrupción para evitar más dicha práctica, incluso con pipas especiales y traslados resguardados de gasolina, con revisión de estaciones y puntos de venta.
Hoy así también inicia el gobierno de Morena en Hidalgo, con el problema del “huachicol” encima, con una crisis que puede ser como la de Tlahuelilpan en 2019.
Hay ejemplos de sobra, todos los días se localizan tomas clandestinas, mangueras que dan a predios particulares, a empresas, todo mundo está metido en esto. La gasolina es y seguirá siendo el oro negro de México.
Hidalgo cierra este año, otro más, como el estado número 1 en tomas ilegales, en denuncias federales por robo de hidrocarburos, y parece que estamos lejos de alcanzar la meta.
El accidente de Epazoyucan ocurrido la noche del miércoles 21 de diciembre nos mostró que Tlahuelilpan es una escena que puede repetirse en cualquier momento, no importa si hay Ejército o Guardia Nacional o cientos de policías, mientras exista una persona o varias que perforen de forma ilegal un ducto de gasolina, seguirá el riesgo para toda la población.
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