La violencia dentro de la sociedad se manifiesta como el comportamiento producto de un sistema hegemónico en crisis, el cual deriva en anomalías sociales como lo son el machismo, la violencia intrafamiliar, la delincuencia, los feminicidios, el alcoholismo y en general las adicciones.
Lo anterior no es descubrir el hilo negro, pero sí es un recordatorio de que todos los días y todo el tiempo estamos en una lucha para poder recuperar el tejido social que se nos ha sido arrebatado por la generación del fracaso, la que comenzó hace ya 40 o 50 años en México, ofreciendo un modelo social y económico de vida que simplemente no resultó, pero del que no nos podemos desprender.
Al contrario, todo lo que hemos avanzado como sociedad en la época que denominamos como moderna, ha generado una mayor brecha de clases sociales, con una enorme falta de oportunidades y un encarecimiento de la vida que ha llevado al hombre y a la mujer a autodestruirse con conductas antisociales.
De ahí parte la violencia que, en efecto y como se ha defendido en los últimos días en Hidalgo, no es una responsabilidad única del estado, pues cada quien es un ser humano pensante y en pleno uso de sus facultades mentales, pero sí es parte del problema: el gobierno, el sistema, el medio de producción que controla a todos los demás actores de la sociedad.
Por eso es que el reclamo va en dirección única, a las autoridades, a quienes han creado la cultura del paternalismo, de manejar las cosas con políticas que deberían servir a la gente, pero no han cambiado nada para que no sigan ocurriendo hechos de violencia en las calles, en las casas, en los espacios de trabajo, en donde las víctimas son los grupos más vulnerables, las mujeres, los menores de edad, los adultos mayores.
Y pese a que los sectores más atentos a los fenómenos sociales están despiertos y en alerta constante, reclamando en todo momento el actuar oficial y supervisando cada paso y declaración de quienes ostentan cargos públicos, la tarea es global, o así debería de ser.
En Hidalgo se pide castigo, justicia, que haya consecuencias para quienes han infringido la ley, que se despida a gente que está en el gobierno y que se exhiban las fallas del sistema como si fuera una pasarela de la política incorrecta. Hay mucho por analizar.