Las dirigencias del PAN y PRD en Hidalgo se acordaron que tienen voz y voto en la política estatal, y ahora que los sacan de su letargo y comodidad, se ponen bravos como si fueran verdadera oposición.
Resulta que el fin de semana sesionaron los consejeros del Instituto Estatal Electoral para definir los espacios plurinominales, que son 12, al Congreso local; es decir, luego de las elecciones del pasado 6 de junio donde se votaron por 18 diputados hidalguenses, el resto se define de acuerdo con los porcentajes de sufragios que obtuvieron los partidos.
El enojo vino porque ni al PAN, ni al PRD -el resto no cuentan para efectos prácticos- les toca reparto del botín político y vaya que es atractivo.
Un diputado del Congreso de Hidalgo es un representante popular que juega un papel sumamente importante no solo en la aprobación de leyes, sino que es un activo permanente en la Cámara de Diputados, tiene presencia en municipios, maneja presupuesto, puede influir en las decisiones de gobierno y entre más aliados tenga, mejores dividendos obtiene.
Sin presencia en el Legislativo, PAN y PRD están condenados al olvido. Aunque no todo está perdido, cada uno tendrá a su respectivo diputado que fueron los que ganaron en alianza con el PRI: el de Huichapan, Rodrigo Castillo, y el de Metepec, Miguel Martínez.
Ambos personajes tendrán que cargar con lo que queda de prestigio de sus respectivos partidos y pues serán líderes de sus respectivas bancadas.
Por otro lado, Morena y aliados ya sueñan con un bloque de hasta 20 diputados para el año en que será la elección de gobernador. Efectivamente parece más un sueño que la realidad, pero dicen que no cuesta nada. En este caso, costará demasiado al pueblo de Hidalgo el que no haya acuerdos rápido y que los diputados que lleguen no cometan los errores de los que van saliendo.
@laloflu