Recuerdo, en el 2012, que el entonces candidato a senador por el PRD Alejandro Encinas, hizo más de una invitación a la aspirante del PRI Ana Lilia Herrera para que se diera un debate. Lo mismo hizo Yeidckol Polevnsky, como candidata a gobernadora en el 2005, convocando a Enrique Peña Nieto. Los dos se rehusaron a sostener un diálogo frente a frente.
Ana Lilia, declaró en una entrevista que no había porque asistir a un debate. Que el verdadero debate se gana en las calles. Mientras que Enrique Peña Nieto, simplemente dijo que no le haría el caldo gordo a nadie.
Estos son solo dos ejemplos de los muchos y muchos casos que se conocieron de candidatos del PRI, tanto a presidencias municipales, gobernador, diputados y senado, eran convocados por sus oponentes para debatir propuestas.
El resultado, siempre fue el mismo, declinaron la invitación porque a decir de ellos –los priistas- No era necesario, y era un escaparate para la oposición de aquel entonces para jalar agua a su molino y no realmente para confrontar propuestas.
Después por legislación, para las campañas a presidente municipal y gobernador, es obligatorio por lo menos dos debates entre los aspirantes, mismo que organiza el Instituto Electoral del Estado de México.
Pero los tiempos cambian, las circunstancias son otras y ahora es el PRI quien convoca e invita a debatir, y pone sobre la mesa cinco eventos de esta naturaleza y en diferentes foros.
Las circunstancias ahora para el PRI, son otras, las encuestas lo colocan a su candidata muy abajo de la aspirante de Morena que puntea en las preferencias electorales según los estudios de demoscopía que se han hecho.
Proponer un debate podría abonar a la causa de una u otra candidata, según su desempeño en cada uno de los eventos que se proponen.
Delfina declinará a la convocatoria del PRI para debatir en cinco ocasiones, y si acaso solo asistirá a los dos que organice el IEEM. Porque así lo establece la legislación electoral vigente.
Las dos candidatas hacen uso de la estrategia que mejor convenga para mejorar su posición con respecto a las preferencias electorales. Y para el PRI debatir en cinco ocasiones podría servirle de mucho a la candidata si logra penetrar en el ánimo del electorado.
Pero en un análisis más crudo, realmente los debates de candidatos a gobernador podrían despertar el interés de los ciudadanos por verlos y sobre todo esos debates podrían influir en la elección ciudadana... lo dudo.
Los estudios científicos han probado que los únicos debates que logran captar la atención de los ciudadanos son los que se dan entre los candidatos a la presidencia de la República.
Porque a nivel estatal es muy reducida la audiencia que da seguimiento a estos debates. Y también bajo rigor científico, los debates locales tienen poca influencia en la toma de decisiones del electorado.
Pero, en fin, nuevas circunstancias, ahora son los que rechazaban los debates quienes convocan y los que en otros tiempos los solicitaban, ahora no quieren. Los tiempos son otros. Las estrategias también.
¿Serán tiempos de cambio?