El pasado 15 de septiembre el gobernador Alfredo Del Mazo Maza, cumplió su tercer año de gobierno. Es justamente la mitad del periodo para el que fue electo. A lo largo de este tiempo no la ha tenido todas consigo. Actualmente el territorio mexiquense ocupa el segundo lugar en casos de Covid a nivel nacional, por ejemplo.
Al inicio de su administración una reportera de Notivox Estado de México me preguntó ¿Cuál era el balance que hacía del gobierno de Eruviel Ávila Villegas y qué esperaba del gobernador Alfredo Del Mazo? La respuesta fue la siguiente: “…Eruviel deja muchos pendientes y por lo tanto le queda a deber a la sociedad mexiquense. Se distinguió su gobierno más por la rapiña y corrupción que por cumplir sus compromisos. Por lo que respecta al nuevo gobernador tiene un gran reto. Primero legitimarse y además combatir la delincuencia que se ha disparado con mucho en el Estado de México, como uno de sus principales compromisos de gobierno, además de otros con todos los sectores de la sociedad, mujeres, niños, etcétera…”
Previo al 15 de septiembre pasado, otra reportera me preguntó cómo evaluó la primera mitad de la administración del gobernador Alfredo Del Mazo. La respuesta tiene que ver mucho con lo que declaré hace tres años. Me parece que no ha cumplido su compromiso por disminuir los índices delictivos del Estado de México, además de otros compromisos que asumió.
A diferencia de su padre y abuelo que también gobernaron el Estado de México, las condiciones del actual mandatario son totalmente distintas. En aquellos tiempos sus mayores contaban no sólo con el respaldo presidencial sino también tenían en la entidad el control de todos los poderes y de las organizaciones sociales, además de que la oposición no era significativa.
Alfredo Del Mazo Maza se encuentra en otra coyuntura política. Enfrenta otros tiempos, no es del mismo partido del presidente de la República en turno. La legislatura mexiquense está controlada por Morena y eso debilita de alguna manera su actuar gubernamental. Por otro lado pesa sobre él la presión de los grupos políticos del PRI que lo apoyaron para ocupar el cargo que hoy ostenta y exigen conservar sus prebendas.
Por eso no ha sido raro ver en las administraciones gubernamentales, desde Enrique Peña Nieto hasta el actual mandatario, que en la designación de titulares de algunas dependencias sean personas afines a los grupos políticos. Principalmente de los ex gobernadores.
Esto ha complicado aún más el margen de maniobra del mandatario Alfredo Del Mazo Maza, pues debe ceder ciertas cuotas de poder a quienes lo antecedieron en el cargo, así como a grupos económicos que lo respaldaron en algún momento. Y agrega a la situación la crisis de Covid-19.
Pero a pesar de estas adversidades con las que está lidiando el tercero en la dinastía Del Mazo, en los tres años que le restan como gobernador, tiene la oportunidad de probar realmente de qué está hecho. Ya veremos qué tan lejos quiere llegar.
Vienen cambios en la administración pública estatal. Fusión de secretarías, nuevas dependencias. Que sea para bien y no solo el cambio de fachada. Lo veremos.