Que parte fundamental de un proceso electoral es la estrategia digital y durante los diez días que duraron las precampañas al gobierno de Puebla, el morenista Alejandro Armenta, logró posicionarse de mejor manera en el ecosistema virtual, ya que el nivel de menciones, interacciones y alcance, fueron los más altos en las distintas plataformas, con 20 mil referencias contra 18 mil 700 de Eduardo Rivera, lo que se traduce en 14 millones 500 mil usuarios contra 9 millones 900 mil, respectivamente, en cuanto a personas que visualizaron las menciones registradas en las redes sociales.
Que el dirigente estatal del PSI, Carlos Navarro dejó sorprendido a más de uno tras la conferencia de prensa de los dirigentes que conforman el bloque "Mejor Rumbo para Puebla", ya que a diferencia del llamado del gobernador y de otros actores para evitar la filtración de delincuentes en las candidaturas, Navarro Corro desdeñó estos llamados y dijo que “no pueden negarle el registro a nadie si cumple los requisitos”. Es decir, un delincuente podría ser propuesto por el PSI a una alcaldía si cuenta con al menos 30 años cumplidos, no es funcionario público, ni soldado o sacerdote, a menos que dejen de serlo cuando menos noventa días antes de la elección. Lo demás, es lo de menos. Pareciera que PSI, en lugar de sumar a la coalición, le resta.
Que en Chignahuapan las cosas siguen moviéndose por el mapa de las definiciones debido que por un lado, se habla de que Lorenzo Rivera podría buscar la reelección, ante lo cual su primo, Enrique Rivera, renunció al PRI para sumarse al PVEM y así buscar quedarse con la nominación; sin embargo, dentro del bloque de Juntos Seguimos Haciendo Historia, la candidatura quedará en manos del PT, es decir que Morena acompañará al partido que dirige Liz Sánchez, con lo cual, el diputado local podría quedarse como el perro de las dos tortas.
Que hablando del PRI, sus propios correligionarios reclaman la prepotencia y soberbia de su dirigente Néstor Camarillo, quien en lugar de detener la desbandada, la propicia. Ninguna dirigencia había visto tal cantidad de priistas en el Éxodo.
