Que el secretario de Movilidad y Transporte, Omar Álvarez Arronte nos resulto muy atleta, porque corre muy rápido… sobre todo cuando ve a reporteros que van detrás de él queriéndole cuestionar las deficiencias del transporte público, la permanencia de los taxis piratas, las concesiones y un sin fin de temas pendientes que aclarar. Acorralado por los comunicadores el funcionario señaló que se les iba a informar a través de boletines de prensa porque si no, se malinterpretaban sus palabras; cuando se le pidió que dijera nombres, solo logro reírse de nervios. “Todo muy bien” fue su absurda respuesta, contrastando con la realidad que observan los ciudadanos.
Que por las calles aparecieron nuevas bardas “pintarrajeadas” con la frase “Es Leobardo”, queriendo competir por la presidencia municipal de la capital. Por sus características, no se logra dilucidar si se trata del Leobardo “Camaleón” Soto Martínez que lo mismo es priista, panista, morenista o petista, según convenga, siempre bajo el escudo de la CTM. Quizá se trate de su hijo homónimo, quien logró una regiduría por el PRI en 2021 o quizá Leobardo, ex amigo de Claudia Rivera quien también es regidor pero de Morena. Se abren las apuestas.
Que la secretaria de Turismo, Martha Ornelas, logró posicionar la marca Puebla una vez más en los ojos del mundo. Esta vez en Los Ángeles, Estados Unidos; en la antesala del Tianguis Turístico Internacional de Pueblos Mágicos se presentó la belleza de Puebla, mostrando por qué los turistas eligen cada vez más a nuestro estado.
Que en Tlaxcala, la jefa de departamento de impuestos estatales, Yolanda Carrillo Pérez, además de tratar con prepotencia y despotismo a empresarios que llegan a pagar impuestos, resulta que no respeta los montos acordados por temporada de espectáculo y quiere cobrar cada semana ante cualquier pretexto. Las denuncias no son pocas y esto podría convertirse en una bola de nieve que afecte directamente a la gobernadora Lorena Cuéllar quien ha buscado tener la mejor relación con el sector empresarial. Y es que por un lado se intenta promover a la entidad en la región, en el país y hasta en el Vaticano, al tiempo que ahuyenta a los inversionistas con malos tratos y caras. Tlaxcala sí existe y sus malos funcionarios como Carrillo Pérez, también.
