Que está muy claro el por qué es tan delicado el diseño de las listas morenistas de candidatos a cargos locales, especialmente en alcaldías. En la actualidad en el Estado de México, Morena y la coalición con la que compitió en 2021, en las que se renovaron por última vez los 125 Ayuntamientos mexiquenses, obtuvieron un número limitado de triunfos en las demarcaciones en la entidad y ahora, con una administración estatal de la 4T, será crucial para ellos ser hegemónicos a fin de encontrar las menores resistencias a sus políticas públicas.
Es bien sabido que, al descabezar en su momento al PRI de su Tlatoani presidencial, los estados que en aquel entonces controlaban se convirtieron en pequeños reinos que prácticamente a nadie le rendían cuentas. Pues un efecto parecido resulta ahora, tras la derrota del tricolor mexiquense, que había gobernado casi un siglo en la entidad. De ahí la importancia para los morenistas de aplicar la aplanadora en junio próximo.
Que por cierto, hablando del partido guinda, ante la previsible ausencia de Martha Guerrero como lideresa estatal dado que buscará la alcaldía de La Paz, aunque un poco tardíamente el coordinador parlamentario de Morena en el Congreso local, Maurilio Hernández González, ya salió a aclarar que no quedará acéfala la dirección de este instituto político ni generará problemas en medio de los procesos electorales federal y estatal que están en marcha, pues ellos se manejan mediante un consejo. Es aquello de cambiar de caballo a mitad del río, maniobra que esperan tener bajo control.
Que en medio del ambiente electoral, y en el contexto de este periodo vacacional en el que la gente se desentiende del contenido de las campañas, en Jilotzingo, uno de los municipios más golpeados por los feroces incendios forestales, piden no politizar la tragedia. Seguramente que para muchos participantes del proceso la tentación de hacerlo será fuerte. Al tiempo.