Que mal y de malas anda el perredista Octavio Martínez, quien criticó el proceso interno de Morena en su anhelado Ecatepec y fue inclemente ante la derrota del alcalde Fernando Vilchis, pero muchos aseguran que por la amistad que tiene desde hace varios años con la ex perredista y ahora morenista Azucena Cisneros, solamente está abriéndole el camino a ella para la alcaldía.
Su esperanza, claro, es conseguir algún huesito en ese teórico gabinete municipal. Lo cierto es que la diputada se ha echado a la bolsa un bastión morenista, por lo que la fuerza anti GAP podría ser mayor en los próximos meses.
Que sin embargo es una realidad que los adversos números de Fernando Vilchis en su propio municipio le restarán puntos para conseguir la tan ansiada candidatura a gobernador. Hasta sus cercanos consideran que si no tuvo el respaldo en “su casa”, menos podrá en los otros 124 municipios.
Y es que su equipo político se desplomó, incluyendo a su esposa Esmeralda Vallejo, quien tuvo la mitad de apoyos que su triunfante competidora. En el disputado Ecatepec, por cierto, se impuso también una figura cercana al senador Higinio Martínez, Faustino de la Cruz.
Que independientemente de los dimes y diretes ya era justo sustituir a los y las actuales consejeros, pues por una que otra elección fallida, llevan siete años en la toma de decisiones del partido, lo que ha puesto muy en entredicho el espíritu demócrata que pregona la 4T. Ahora a ver si libran bien esta crisis de irregularidades en las urnas internas.
Que no hay dinero que alcance para la grave problemática que aqueja al sector femenino mexiquense. Ahora el gobierno federal asignó 7 millones de pesos para instrumentar el Programa “Ámate, cuídate, empodérate y vive sin violencia” con el fin de combatir la discriminación y agresiones en su contra. El pequeño “pero” es que, considerando que la entidad tiene 8 millones 741 mil 123 mujeres, la inversión queda un poco lejos de un peso para cada una. Oye, Bartola.
