Que todo parece indicar que la salida de Ernesto Nemer Álvarez en la Secretaría General de Gobierno fue una jugada prevista, pero acelerada por las circunstancias. Y es que luego del arranque morenista del domingo pasado había que “meterle sexta” a la estrategia electoral tricolor con miras a 2023, con o sin alianza amplia.
Que mucho se especuló en palacio de Gobierno sobre los motivos del relevo en el cargo políticamente más importante del gabinete, pero en realidad no hace sino reforzar que el primer priista del estado tiene dos cartas, para como pinte la circunstancia de género hacia la candidatura. Claramente su apuesta femenina está en la figura de Alejandra Del Moral, pero el cálculo fue no dejar que se desgastara el perfil masculino de todas sus confianzas en medio de adversas condiciones.
Al parecer este análisis, presionado por los hechos de ayer en el sur, fue lo que determinó el ajuste. En la práctica Nemer arranca la nada fácil carrera y no quitará el dedo del renglón, pues cuenta también con el respaldo de las “vacas sagradas” del tricolor estatal, quienes fueron los artífices de una reunión en el PRI nacional para pedir la cabeza de Alejandro Moreno Cárdenas en la presidencia del partido.
Que en este tema, pinta mal y de malas para una triada de aspirantes mexiquenses que mantienen su total apoyo para que Alito permanezca al frente del partido, sin ceder ante la corriente interna que lo quiere fuera y que, como mencionamos, se originó en el priismo estatal. Las aspiraciones de dos hombres y una mujer para tener la “bendición” tricolor quedan prácticamente enterradas.
Que experiencia por experiencia; la llegada de Luis Felipe Puente como segundo de abordo del Gobierno mexiquense dará continuidad a los trabajos que realizó Nemer Álvarez; sin embargo, el reto será difícil porque deberá asumir dos frentes fundamentales: atender el tema de la delincuencia organizada que cada día se percibe como una amenaza a la estabilidad social, y asegurar las condiciones para realizar comicios en paz el próximo año.
