Que en Tula las cosas no cambiaron con la llegada del edil sustituto Mario Guzmán Badillo, pues sigue existiendo un clima de opacidad, mala toma de decisiones y corrupción que parece no se limpiará con una simple auditoría, sino con un cambio de fondo y una transformación verdadera para 2024, por lo que ya la ciudadanía ha expresado en encuestas y mediciones que espera con ansias las votaciones del siguiente año para decirle adiós tanto al periodo de oscuridad que dejó el ex alcalde Manuel Hernández y ahora el de su suplente Mario.
Que a quienes evidenciaron como agitadores de la población fueron a los ediles de Lolotla, Ernestino Melo Díaz; al de Tepehuacán, José Juan Viggiano Austria; y al de Tlanchinol, Marcos Bautista Medina, quienes están tomando muy malas decisiones en lo que respecta al bloqueo que ordenaron hacer en la carretera Pachuca-Huejutla y que cumple tres día de dejar incomunicadas a cientos de localidades que requieren servicios y trabajo. Los cierres de carreteras ya ocasionaron descontrol y enojo y está por presentarse a la zona la Guardia Nacional.
Que quien anda ya muy movido buscando la presidencia de San Agustín Metzquititlán, es Germán Hernández, quien tuvo un mal desempeño en la administración de Omar Fayad. En sus recorridos anda criticando al actual edil, Manolo Téllez, afirmando que es corrupto, situación que no está del todo descabellada, sin embargo, dicho personaje dice que con cualquier partido obtendría el triunfo y está ofreciendo irse con Morena o Nueva Alianza, colocando ya a su gente en la planilla y repartiendo espacios como si de un jeque se tratara.
Que muy mal quedó la UAEH, sus académicos aburguesados y sus negociadores políticos, quienes hicieron pasar al rector Octavio Acosta la peor de las vergüenzas que jamás se haya visto para quien ostenta la máxima autoridad garza, pues poco faltó para que fuera apedreado y vituperado al estilo de las culturas ancestrales en plena vía pública, y todo por no tenerle preparada ninguna estrategia para hablar con los estudiantes en paro, para atender a un sector, escucharles y sobre todo ofrecerles una disculpa. ¡Qué necesidad!