Que la Fiscalía de Jalisco investiga con rapidez inusual a Los Alegres del Barranco por proyectar imágenes de líderes del crimen en su concierto. Sí, es un acto reprobable que glorifica la violencia. Pero mientras este caso avanza con reflectores y sanciones ejemplares, ¿dónde está el mismo rigor para los crímenes que realmente desangran al estado? Teuchitlán, con sus desapariciones y reclutamiento forzado, sigue esperando justicia. No se trata de minimizar lo ocurrido en el Auditorio Telmex, sino de exigir proporcionalidad. ¿Es prioridad perseguir a músicos —que deben ser sancionados—?
Que María José Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano, y Rommel Pacheco, director de la Conade, no pudieron ocultar su orgullo al dejar tierras tapatías. Y no es para menos: México, con Jalisco como columna vertebral de sus atletas y entrenadores, brilló en pleno cambio generacional, conquistando el segundo lugar del medallero en la Copa del Mundo de Clavados, solo por detrás de los imbatibles chinos. Esta fue “una prueba de fuego” no solo para los directivos, sino para los propios atletas, que ahora, al frente de una federación, tienen la misión de “romper con los errores del pasado” y escribir un nuevo capítulo: uno donde el deporte mexicano camine con rumbo firme y garantías para sus talentos. Por lo pronto, ¡se sacaron un 10!
Que este miércoles, el gobernador Pablo Lemus presentará Somos 26 Guadalajara, el plan que marcará el camino hacia la Copa Mundial de la FIFA 2026, donde la Perla Tapatía brillará como una de las sedes emblemáticas. No es solo un evento deportivo: es la tercera vez que México alberga el torneo más grande del planeta, y Guadalajara tiene ante sí una oportunidad única para transformarse, proyectarse y dejar un legado. Muchas oportunidades se derivan de este plan: inversión en infraestructura, turismo y empleos. Eso sí, el plan debe transparentar cómo se gestionarán recursos, seguridad y beneficios sociales para evitar que el evento sea solo un show efímero.