Intensos se pusieron los pepenadores croquistas la tarde de ayer en pleno Centro de Guadalajara, al grado de que molestos porque no les cumplen sus demandas de trabajo, estacionaron frente a Palacio de Gobierno un camión de Caabsa (¿lo traían ellos?) y sembraron basura a las puertas del edificio. Lo de los pepenadores es algo que traen en mira las autoridades desde hace semanas. El miércoles, en la sesión del grupo de seguridad del gobierno estatal, donde también participan los alcaldes metropolitanos, fueron tema en las conversaciones. Ayer hubo prudencia y la policía optó por hacerse de la vista gorda para evitar enfrentamientos. Lo complejo del problema es que, en el fondo, es un asunto de los ayuntamientos, aunque el gobierno estatal debe meter el hombro.
Y aunque ayer fue día festivo para muchos, en las oficinas del PRI Jalisco sacaron cintas métricas, cámaras fotográficas y libretas de dibujo para ver las posibles remodelaciones que se le puedan hacer al edificio de Calzada del Campesino con la llegada de su nueva dirigente, Laura Haro. Pero no crea usted que hablamos de las oficinas principales. No. Se sabe que la nueva presidenta busca modificar el recinto en la manera de lo posible (es decir, en lo que les alcance el dinero) para que la militancia tenga espacios para participar en las diferentes actividades del partido. Que se sientan en casa, pues.
Parece que no, pero ya llevan varios días las llamadas telefónicas, reuniones e intercambio de información entre funcionarios para tener todo listo para el arranque de las obras de la Línea 4 del Tren Ligero, que conectará Guadalajara y Tlajomulco. Lo primero son las obras preparatorias, sobre todo las de Adolf Horn. Pero de que el proyecto ya está en marcha, vaya que lo está.
Largo trecho por recorrer espera a la Caravana de Integrantes de las comunidades Wixárikas, quienes llegaron ayer a las orillas de la zona metropolitana, pero que tienen como intención caminar hasta Palacio Nacional en demanda de una solución al conflicto por tierras en la Sierra Madre Occidental. Fueron recibidos por una delegación del Sistema de Asistencia Social, que les ofreció agua, comida y cobijas.
