La cantautora noruega ya tiene un concierto sold out el próximo 16 de abril en la Sultana del Norte y, la verdad, para quienes no la conocíamos, es aire fresco entre tanta cosa que ha salido últimamente y se dice llamar música.
Basta escuchar “Runaway” y “Running With the Wolves” para detectar de inmediato un gran talento que se gestó desde 2012 y seguirá creciendo.
“The Gods We Can Touch” es el nombre del álbum con el que pisará suelo regio dentro de dos domingos en el género denominado folk-pop; su sencillo “Cure For Me” ya se viralizó vía la plataforma TikTok.
Sus tracks son una mezcla de angustia, amor propio y resiliencia. Aurora Aksnes nació el 15 de junio de 1996 en Stavanger, Noruega; “Running With the Wolves” se publicó en mayo de 2015 y la puso en el mapa musical, además de su versión del tema “Half The World Away” para un comercial navideño.
Su debut en el formato de larga duración ocurrió con “All My Demons Greeting Me as a Friend” en 2016, una colección de 12 temas producidos con los noruegos Odd Martin Skalnes y Magnus Aserud Skylstad.
Para 2018 vendría su trabajo “Infections of a Different Kind (Step 1)” y, al año siguiente, “A Different Kind of Human (Step 2)”, una obra en dos partes que abordan el mismo proceso emocional, de acuerdo con la cantante.
Los temas que contempla en sus composiciones son el escapismo, la introspección, el impacto ambiental y el empoderamiento.
“Queendom”, el cual habla de crear unidad entre los desvalidos, provocó que sus fans acuñaran la etiqueta colectiva “guerreros y raros”.
“The Gods We Can Touch” grabado en 2022, utiliza a los dioses de la mitología griega para hablar sobre la vergüenza, el deseo y la moralidad.
En su currículum se incluyen las bandas sonoras de “Girls”, “Frozen II” y “Wolfwalkers”.
Su voz puede calificarse como etérea, si bien se guarda toda proporción con la cantautora irlandesa Enya, una artista que fuera famosa a fines de los años 80 con temas como “Orinoco Flow” y “Far and Away”.
Por un poderoso motivo, Aurora ya tiene un concierto con lleno total en Monterrey, y eso habla de calidad musical que ya hacía falta en este siglo XXI.