Buenos días, buenas tardes, buenas noches Wagnermaníacos, aquí me encuentro escuchando un preludio de Richard Wagner, compositor de música clásica, admirando sus obras y disfrutando de la lluvia, aquí en la CdMx.
Me acabo de enterar de esa indignante noticia que involucra atletas chicanos, porque no eran mexicanos, que probablemente eran de esas combinaciones de familias mexicanas que llegan a Estados Unidos y ahí dan nacimiento a sus hijos. Resulta que la Selección Mexicana de Softbol ¡tiró sus uniformes a la basura! Cosa que repruebo y reprocho; me indigna porque es una falta de respeto a nuestro país y como patriota, soy respetuoso del tema de los colores que nos representan, porque los incluyo en los diseños de mi máscara.
Personalmente porto nuestros colores patrios con mucho cariño, con mucho amor, con mucho respeto y ellas no lo hicieron, no le dieron validez a lo que es la pasión que caracteriza a nuestro país en el deporte, para enfrentarse a los diferentes representantes del mundo. Insisto que es una falta de respeto para México realizada por un representativo que no era netamente mexicano. Tal vez por eso les faltó el orgullo, el cariño para portar los colores patrios en un evento tan importante como las Olimpiadas de Tokio.
En mis giras por Japón, para mí siempre fue de gran importancia incluir en mis equipos de lucha libre nuestros colores, por supuesto llevar nuestra bandera por todo lo alto. Ellas ofrecen como explicación que les faltaba espacio en sus maletas, pues se hubieran desprendido de otros objetos.
También leí una crítica de Luis García, en la que comentaba que durante su participación en un Mundial de Futbol tuvo la oportunidad de portar diferentes uniformes de la Selección Mexicana, pero que actualmente no conserva ninguno. No sé, para mí en su lugar hubiera sido un gran honor, un gran recuerdo tenerlos en mis vitrinas, más aún si me lo hubiesen otorgado autoridades del deporte de nuestro país.
Mi reflexión para las integrantes de la Selección de Softbol es que si no aman a México porque no crecieron en su territorio, que amen a sus padres que sí lo hicieron y por ellos están ahí, en unos Juegos Olímpicos. Ganaron un cuarto lugar, se los aplaudo, no les quito mérito, pero debieron haber respetado el apoyo que recibieron de nuestro país.
Esta es la crítica que les hago, no fue una decisión correcta arrojar sus uniformes a la basura. Se los digo yo, que he viajado por todo el mundo, orgulloso de portar una máscara tan emblemática con los hermosos colores de nuestra patria.
Hasta la próxima Wagnermaníacos, y espero que hasta que nos encontremos nuevamente sigan... Bien, Bien, Bien.
Twitter: @WagnerJrOficial
