Ariadna Fernanda se convirtió en una víctima más de la violencia machista que prevalece en nuestro país, pero también de la misoginia y la corrupción de las autoridades. Bastó que su cuerpo cruzara la frontera de la Ciudad de México para que el hombre lo cargara sin vida y lo abandonara prácticamente absuelto en Morelos.
Una llamada y un viaje del departamento en la colonia Roma Sur a la carretera Tepoztlán resolvieron el problema que tenían Rautel y Vanessa, su novia, luego de que una noche entre amigos se convirtiera en la historia de una desaparición y feminicidio.
La búsqueda de los amigos y familiares de Ariadna Fernanda terminó cuando unos ciclistas la hallaron sin vida en medio de la carretera, pero no su lucha por saber la verdad y obtener justicia; la joven fue revictimizada por las autoridades morelenses, que se apegan a la primera autopsia en la que determinaron que había fallecido por broncoaspiración, la cual fue refutada por la Fiscalía de la Ciudad de México, que señala como causa de muerte un trauma múltiple y acusa a su homóloga de encubrir el delito.
La muerte de la joven de 27 años muestra un panorama aterrador, de una sociedad que sigue culpando a las mujeres de su propio asesinato, una y otra vez. En el país en el que se queman solas, se caen a cisternas y se cuelgan con ropa interior bajo la custodia policial, también se van alcoholizadas hasta un paraje carretero para morirse.
El nombre de Ariadna se suma a los de Luz Raquel, Debhani, Abigail y tantas más que marcan a un país feminicida y evidencian a un sistema patriarcal y corrupto, incapaz de brindar seguridad o acceso a la justicia a las víctimas.
¿Cuántas más tendremos que contar para que el gobierno acepte la gravedad de la crisis de violencia contra las mujeres que enfrenta el país?
Basta de dimes y diretes que solamente politizan el caso de Ariadna Fernanda. La conversación debe estar centrada en resolver las irregularidades y garantizar que los culpables, tanto de privarla de la vida como de obstruir en las investigaciones, sean llevados ante la ley y condenados por sus delitos.
Dora Raquel Núñez
Twitter: @draquelnzx
